POCAS veces se había registrado polémica y protesta general de tan alto calibre contra una reforma tributaria como la de hoy en torno a la Ley de Financiamiento que amenaza a las clases media y baja, mientras beneficia a los poderosos.
Aquello de fustigar al 80% de la canasta familiar con un IVA del 18%, es brutal. Condena a media Colombia al hambre y a la desnutrición. Y nada se diga de la cuchilla que va tras el resto. Empleados, desempleados y pensionados son víctimas del rastrillo impositivo. Los pensionados serán otras de las víctimas. Ya Uribe los esquilmó aplicándoles el 8% de sus mesadas para salud, que le correspondían al Estado o a los patrones. La proyectada reforma les quitará a quienes ganen más de $4.100.000 un 19% más y en la medida en que la jubilación sea superior, el impuesto subirá.
La razón fundamental de esta Ley de Financiamiento es un faltante de $14 billones que dejó, según anuncian sin mayores pruebas, el gobierno Santos. Uribe le dejó un hueco de $21 billones a su “pupilo” Juan Manuel, pero éste tomó un tiempo prudencial para tramitar una reforma tributaria.
A Duque, sus cercanos consejeros lo hicieron precipitar para auscultar y explotar los bolsillos de pudientes y menesterosos. De todos es sabido que para acertar, economía, técnica y política deben ir de la mano. Este no era el momento para aplicar castigo tan oneroso. Tradicionalmente las reformas tributarias, llámense estructurales o no, captaban entre $2 y tres billones, no $14 billones de un golpe.
Don Esteban Jaramillo, el mejor ministro de hacienda que haya tenido Colombia, actuaba aplicándole política a la economía y a la naciente técnica. Igual lo hicieron sus más destacados sucesores: Carlos Lleras, Joaquín Vallejo, Rodrigo Llorente, José Antonio Ocampo, Juan Manuel Santos, Cesar Gaviria, Rudolf Hommes, Abdón Espinosa y tantos otros, muy brillantes, que ruego me perdonen por no citarlos.
Pues bien: los jóvenes técnicos que asesoran al Presidente Duque, pocón de política… y la experiencia aún los desampara. Otros de sus patrocinadores, que saben de política, de técnica y economía, maliciosamente lo han dejado solo y por el contrario presentan, como torpedos, proyectos inexplicables. El titular de Hacienda, Alberto Carrasquilla, está achantado y oculto reponiéndose de un arduo debate sobre sus bonos de agua. El de poner ha sido el vice Luis Alberto Rodríguez, a quién mandaron a la caldera. Su preparación y traje de asbesto lo han salvado, aunque hay explicaciones que no convencen, porque la misma reforma no persuade.
El Presidente Duque debe rodearse de jóvenes experimentados, que combinen técnica, economía y política. La experiencia genera sabiduría, pericia, destreza. La juventud adquiere madurez, la madurez aporta maestría y la maestría habilidad, veteranía y preparación para aconsejar y acompañar a quienes deben conducir los destinos de la comunidad.
BLANCO: El rechazo a las propuestas de Odebrecht.
NEGRO: La censura que aplicó el Presidente Trump al periodista de la CNN Jim Acosta, por hacerle una pregunta.
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