De puticas y miserias…
La señora Hillary Clinton se dolió de que la imagen de la Cartagena esplendorosa que lució en la VI Cumbre de las Américas se opacara por cuenta del incidente escandaloso que guardias de seguridad de Imperio protagonizaron con puticas alegres que, en todas las cumbres del mundo, ofrecen sus servicios en bares y hoteles. Esta vez, sin embargo, los hombres del servicio de inteligencia tenían la misión de velar por la seguridad de Barack Obama, el gobernante más poderoso de la Tierra - y, de ninguna manera- gozaban de licencia para rebusques libidinosos en nuestro Corralito de Piedra.
La difusión mundial que ha tenido el divertimento, -acompañado de censuras y de peticiones de rendición de cuentas al jefe de la CIA-, pese a las excusas ofrecidas por el Departamento de Estado, ha repercutido, además, en la campaña presidencial de EE.UU., según los resultados del sondeo de opinión realizado por The New York Times y CBS, de acuerdo con el cual el aspirante republicano Mitt Romney se encaramó a la altura del candidato demócrata, Barack Obama , cuya reelección estaba cantada, pero la cual podría estar en vilo ¡quién lo creyera! por el incidente de sus hombres en Cartagena con “damas de compañía” -pero non sanctas-, como las calificara -graciosamente- el chofer que las recogió en el Hotel Caribe, según la revista Time, en su última entrega.
En cuanto a otros efectos del escándalo, los méritos -para vestir a Cartagena con sus mejores galas-, de la elegante cancillera, María Ángela Holguín; de su laboriosa secretaria, María Margarita Salas, y del buen acalde de la Heroica, Terán Dix, no han sido exaltados suficientemente; como tampoco, los lugares más bellos de la ciudad donde se realizó la Cumbre, pues en lugar de que la prensa mundial registrara la majestad del Castillo de San Felipe de Barajas, los bellos escenarios del Centro de Convenciones, del Teatro Adolfo Mejía, y de la Casa de Huéspedes Ilustres -la sede presidencial de Manzanillo-, ha citado, en cambio, el bar Tu Candela, situado en la Plaza de los Coches, como punto de referencia turística, donde los hombres de seguridad del presidente Obama hicieron de las suyas, y no propiamente para honrar a su patria …
Más allá del episodio frívolo, la VI Cumbre de las Américas sirvió para escuchar planteamientos nuevos sobre las drogas y referencias pertinentes sobre la inequidad social predominante en nuestro continente, con su secuela de miserias, como la que puso de presente el presidente Santos en su discurso, y sobre la conveniencia de que Cuba esté presente en la próxima cumbre y que Las Malvinas sean reconocidas definitivamente como territorio de propiedad de Argentina….
En fin, esos asuntos interesantes que se debatieron en Cartagena, mientras no tengan concreción en soluciones, seguirán siendo cantos a la bandera.
Era inevitable, además, que la Cumbre haya sido criticada por sus costos, mientras hay tantas necesidades que satisfacer en este país de pobres, sometido, para colmo, a las más duras pruebas del desorden climático.