El sentido de los accidentes
EN medio de la incertidumbre de la vida suceden eventos que pueden cambiar el rumbo de la existencia; tal vez son los accidentes los eventos más difíciles de comprender, ya que nos ponen de presente que el caos hizo su aparición en medio del orden establecido.
Cuando sucede un accidente que deja secuelas físicas -si no la muerte-, resulta en verdad complejo poder pasar de la negación, la rabia y la culpa a la aceptación de la vida con lo que hay. Se nos ha vendido la idea de que la vida es justa cuando nos ocurren las cosas que queremos, aunque no las necesitemos, y que es injusta cuando se nos presenta lo que necesitamos envuelto en un hecho que nos pone la vida en jaque. Creo que siempre sucede lo que corresponde, aunque en muchas ocasiones nos resistamos a verlo de esa manera.
¿Cómo comprender que una persona quede cuadripléjica luego de un accidente de tránsito? ¿Cómo reconocer en la pérdida de un miembro una oportunidad para re-significar la vida? Aunque cada día tenemos ejemplos de personas que se han superado luego de pruebas muy duras, solemos creer que algo similar no nos tocará a nosotros ni a las personas de nuestro entorno cercano. Sin embargo, nada nos garantiza que ello pueda ocurrir y no hay ningún seguro de vida que lo pueda impedir.
La espiritualidad nos puede permitir tal comprensión. Creo profundamente en un Dios de amor, que nos ha permitido esta experiencia material para seguir avanzando en la evolución de nuestra consciencia. También creo que el amor no es solamente consentir y abrazar, sino también generar experiencias transformadoras, que pueden pasar por el dolor. A un niño de seis años le duele que papá y mamá le prohíban comer más dulces, así como a una adolescente de quince le puede doler que no la dejen ir a una fiesta con sus amigas, porque no ha cumplido son sus obligaciones escolares. Ninguno de los dos puede comprender aún que las prohibiciones tienen el sentido de generar aprendizajes claves en la vida, como la autorregulación y la responsabilidad. A medida que crezcan lo podrán ir reconociendo.
Un accidente nos permite crecer. Es una puerta que se abre a otra dimensión de nuestra existencia, en la que nos podemos aproximar al amor incondicional por nosotros mismos y valorar la vida tal como es. Por supuesto es una prueba difícil, pero en el fondo del corazón tenemos la fuerza para superarla, desde la gratitud y la humildad. Agradecer lo que ocurrió, así parezca imposible, nos puede permitir reconocer que cuando atravesamos el dolor podemos encontrar la armonía y así ser mejores seres humanos.