“Ejemplo para salir del marasmo y la atonía”
Egan es un joven que almacena grandes cualidades y virtudes. Podría convertirse en el ejemplo que Colombia busca afanosamente para salvar esta patria tan convulsionada, tan corrupta, tan destrozada por acción de políticos que impulsados por el odio, han sembrado, abonan y cultivan la polarización que divide familias, amistades y comunidades.
Egan sudó y entregó todas sus energías en las carreteras francesas para que nuestros tres colores brillaran y, que el primero de ellos, -el amarillo- se convirtiera en la camiseta que lo llenó de gloria. Aún a él y a muchos colombianos nos cuesta creer, asimilar y disfrutar semejante conquista, porque estilamos ese odio con el que muchos líderes impregnan nuestros corazones, sin que sepamos por qué.
Este muchacho debe servirnos de guía para salir del marasmo, la inconsciencia y la atonía que nos dominan.
Sus profesores y mecenas Rodríguez, Mazuera y Savio, fortalecieron su carácter, sus principios hogareños y su inteligencia. Quiso ser periodista, pero el alto costo de la carrera, lo alejó de esa vocación y lo montó y aferró a la bicicleta. Por fortuna no tuvo que entrevistar al enjambre de corruptos que deambulan por el Capitolio.
Su gran aptitud para dominar el “caballito de acero” lo empezó a consagrar en esas disciplinas y su fortaleza física e intelectual, forjaron en él, un hombre íntegro, disciplinado, generoso y consagrado, lleno de fama, triunfos, medallas y trofeos. Capítulo especial merece la suntuosidad con la que acarició a su abuelo, un agricultor que frisa los 70 años, al destinar su primer premio como rutero, en aporte para una casita con terreno para sus siembras.
Egan y los deportistas colombianos son gente humilde, emprendedora. Aman a su patria y se esfuerzan por darle brillo nacional e internacionalmente.
Egan, nació en Zipaquirá como el “zipa” Forero, los periodistas y escritores Germán y Gustavo Castro y otros personajes de altura. Allí estudió el Nobel Gabriel García Márquez, quien con gran sabiduría expresó que “para ser periodista se debe ser buena persona”.
Y nuestro héroe Egan lleva en la sangre ese lema, no como el periodista que no fue, pero si como persona. Lo dicen sus tres formadores Rodríguez, Mazuera y Savio: “ante todo es una buena persona”.
Y ese símbolo es el que necesita Colombia en estos terribles momentos en los que la polarización nos envenena, nos envilece, nos desorienta y nos corrompe.
Tenemos, desde luego, muchas buenas personas y muchos prohombres que pueden formar un frente común con Egan Bernal, para que podamos salir de la encrucijada en que nos encontramos. Rigo y Nairo, son del mismo talante y también le dieron un triunfo a nuestra patria en Francia.
Lástima grande que la Cruz de Boyacá haya caído tan bajo en el pecho de Macías, pero Egan puede recuperar el valor que debe alcanzar este galardón. Son muchos los compatriotas buenas personas para recuperar la Cruz y la Patria.
BLANCO: Muy productivo el viaje del Presidente Duque a China.
NEGRO: ¿Saben los colombianos en donde está Andrés Felipe Árias en estos momentos?