A mí me “parusía” no haber escuchado esta palabra antes, a pesar de ir a misa con frecuencia y escuchar atentamente el Evangelio. Pero esta vez, con algo de temor reverencial, tocó “parábolas”. Los términos parecen ser sinónimos dentro de la escatología cristiana y apuntan nada más y nada menos que a la segunda -y definitiva- Venida del Señor a la tierra para juzgar a vivos y a muertos, lo que en cristiano se conoce como “El Juicio Final” y el tiempo de Adventus es este que precede a la Natividad; pero no tiene nada que ver con el Nacimiento de Niño Dios, simplemente es un recordatorio de que cuando regrese, en serio, con el ceño fruncido, es para poner orden en la casa, para juzgar y condenar, y para decidir qué va a hacer con nosotros, sus hijos, los humanos.
En todo caso, lo que recomienda la Iglesia es estar preparados, es decir, mejor que nos agarren confesados y a paz y salvo con Dios y con los congéneres.
El Señor ya está dando puntadas, mandando mensajes, seriamente preocupado con los desvaríos de los hombres frente a Su decisión Suprema de otorgarnos “libertad absoluta” y es cuando el medio ambiente lo degradamos inmisericordemente, “a la diabla”, como diría el Padre Yepes y cuando, en medio de tal liberalidad (libertinaje) se permite el accionar del “Hijo de Putin” quien, so pretexto de la invasión de Ucrania, no ve la hora de meter armas nucleares dentro de su arsenal, para acabar hasta con el tendido de todos los gatos del orbe; y se le permite a la gente despistada, impunemente, elegir presidentes como Castillo, un muleto cerrero sacado de debajo de un enorme sombrero que se encontraron en las breñas del Cusco peruano (y que, al convertirse en dictadorzuelo, desde el Palacio de Nariño le tiraron una soga para que se agarrara de ella y se salvara), y en Colombia elegir a una especie de lobo con piel de oveja que ha llegado a este país del Sagrado Corazón de Jesús para “enredar a vivos y a bobos”.
Y hablando de la enredadera, me pareció curiosa la coincidencia leyendo esta semana en el entretenido libro Un Caballero en Moscú, del afamado escritor americano Amor Towles, refiriéndose al dictador ruso cuando el 17 de noviembre de 1935 en una Conferencia Intersindical, el propio Stalin declaró: “La vida ha mejorado, camaradas. La vida se ha vuelto más alegre” …en plena época de hambrunas, vandalismo, y saqueos. Pero es el lenguaje, es la verborrea, que lo puede todo, porque hablar del “pacto por la vida”, de “para vivir sabroso”, de “acabar con la corrupción”, de “la paz total” (dijimos que la única paz total era la de los sepulcros) es muy fácil y al repetir la mentira (una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad, diría el ministro de propaganda nazi, Joseph Goebbels, seguramente inspirado en Nicolás Maquiavelo). Porque otra cosa es la cruda realidad de la calle.
Post-it. A todos mis lectores les deseo mucha resiliencia y los invito a repetir, con el padre García Herreros: Dios mío, en tus manos colocamos este día que pasa y la Noche (Buena) que llega. Feliz Navidad. Bienvenido Jesús, el gran “Bacán”.