Faltan un poco más de cuatro meses para que se acabe el gobierno del presidente Iván Duque y ya muchos análisis se han hecho sobre sus errores y aciertos. En medio de ellos son pocas las cosas que se le han ponderado como decisiones positivas. Sin embargo, hay que reconocer un gran nombramiento del mandatario desde el primer día de su gobierno: Juan Daniel Oviedo como director del Dane.
Cuando los datos parecen despreciados por los fanatismos y la evidencia anecdótica y la vivencia personal está por encima de la estadística en el debate público, la figura de Oviedo ha sido un bálsamo para Colombia. Cada vez son más los líderes políticos que desechan los hechos y números para sustentar sus tesis. Prefieren basarse en la indignación, la anarquía y señalar que todo está mal para ganar réditos.
Traficantes de la indignación fue lo que vimos en las últimas elecciones. Acertado a la hora de llegar al poder, pues el triunfo se vio en las curules obtenidas a senado y cámara de nuevas caras, pero irresponsable y poco conveniente para una nación que necesita fortalecerse y no destruirse. Por eso, esa voz pausada, y fácil de imitar por parte de los programas de humor, del director del Dane, ha sido un alivio para defender la verdad de aquellos discursos que apelan a emociones como la ira y la indignación.
Durante los años del gobierno Duque, Oviedo ha sido un funcionario que no ha despertado rechazo en ningún sector. Su trabajo juicioso, objetivo, pero sobre todo académico han sido su carta de presentación frente a todos los espectros ideológicos del país. Economista de la Universidad del Rosario, doctorado en Economía de la Universidad de Tolouse en Francia, profesor principal de carrera y otros tantos pergaminos más le han dado, junto a su personalidad, las capacidades para ser reconocido, dentro de un gobierno bastante desprestigiado, como un gran funcionario.
Pero no solo eso, Oviedo le dio una mirada femenina al trabajo que ha desarrollado la entidad. En cada uno de los informes presentados por el DANE el estudio sobre el desempeño de la mujer en el mundo laboral, sus condiciones de vida y aspectos relevantes de género han estado siempre presentes. Una vez le pregunté durante una entrevista en BLU radio al funcionario el porqué de esta decisión, su respuesta fue tan clara, contundente y alineada con la realidad social de muchas familias en Colombia que entendí más de dos cosas del empleado público.
Oviedo me respondió: soy hijo como tantos colombianos de una madre soltera cabeza de familia que trabajó toda su vida para sacarnos adelante. Por eso desde su trabajo en la entidad, con esa consciencia que también da la experiencia vivida, pero acompañándola de datos y estadística, ha venido contándole al país lo que viven la mayoría de las mujeres en Colombia. Un trabajo que se adelantó años al debate presidencial en donde varios candidatos han decidido designar a mujeres como su fórmula, para evidenciar que les interesa el tema – no sé qué tanto en realidad- pero por lo menos como estrategia para mostrarle al país.
Por todo lo anterior, creo sin temor a equivocarme que sería un acierto para cualquiera que llegue a la Casa de Nariño el próximo 7 de agosto, dejar a Oviedo a cargo de la entidad. De esa forma se daría continuidad al trabajo hecho y la garantía de un empleado público independiente que trabaja en función de entregar cifras y datos acertados en un momento en donde nadie cree en ellos.