La nueva alcaldesa Claudia López calificó la red de transporte pesado de Bogotá, la única que puede brindar una solución racional a la movilidad en la capital, como un metroloco, que parte de la nada y llega a la nada.
Según ella, lo que se firmó con los chinos, es algo así como un métrico que no va ni a Suba, ni Engativá, zonas que más requieren soluciones de fondo en estas materias.
Ella recibió una ciudad caótica, paralizada, sin calles y avenidas que fueron angostadas durante los últimos cuatro años, porque sobre ellas se trataron de construir unas ciclorrutas sin planeación, para tratar de demostrar su gran afición por el ciclismo y de paso el odio a los carros.
Una ciudad llena de huecos, obstaculizada con las feroces canecas de basura que incomodan a los peatones y afean aún más el panorama.
Una ciudad sin presupuesto, porque hasta la última hora, del último día se contrataron obras utilizando ingresos futuros, que por cortesía correspondían a la sucesora.
Todo ello era previsible y esperable de quien dejó una ciudad sin aire, repleta de chimeneas ambulantes. Una capital sin árboles, sin seguridad, sin vida amable, sin planes ambientales y sin calidad de subsistencia.
La nueva alcaldesa llega con nuevas propuestas que fueron el fuerte de su campaña. Una carrera séptima a salvo del mercado persa que quería su antecesor montar, como ya lo había visto la gente en la Caracas.
No llegó armando “camorra”, pero sí planteando muchas modificaciones a lo que le habían amarrado presupuestalmente.
Viene con un programa repleto de esas cosas que la gente quiere, reclama y necesita y sobre todo con todas las ganas para empezar a eliminar las congestiones agravadas por las obras del metro.
Si se cumplen sus deseos, estaríamos entrando por la puerta grande de la capital que Colombia necesita y que sus habitantes están reclamando.
Los problemas que se le vienen son descomunales pero no impostergables ni sin solución.
A las otras ciudades importantes llegaron también nuevos alcaldes, que juzgar por sus anuncios, cambiarán el rumbo de administraciones poco ambiciosas.
Quintero, el de Medellín, entrará con todos los hierros a recuperar la Central eléctrica de Hidroituango, que tiene en serios aprietos las finanzas del municipio.
Cartagena de inmediato descartó cualquier intento de establecer peajes en las principales vías urbanas, como lo había prácticamente establecido su antecesor.
Ospina en Cali, anunció remedios efectivos a los problemas viales a capital del Valle.
En Manizales los 13 cargos más importantes les fueron entregados a igual número de mujeres de reconocidas capacidades, porque el burgomaestre tiene planes fundamentales.
La casi totalidad de los recién posesionados, llegan con serios propósitos de progreso y de defensa de los intereses de sus conciudadanos, pero ante todo con el firme deseo de combatir la corrupción. Dios quiera que los políticos que los respaldaron alejen sus manos de las tesorerías municipales.
BLANCO: Guillermo Rivera será garantía para Bogotá.
NEGRO: Las nuevas fumigaciones con glifosato.