El tan esperado cambio en los mandos de las fuerzas por fin se dio. Siempre he sostenido que no es de urgente necesidad hacer relevos frente a un nuevo gobierno y estas decisiones pueden dar un compás de espera, pero los sueños, las esperanzas, los intereses del entorno, aúpan estos fallos del alto gobierno, que en este caso para mi gusto, fueron mesurados como el que más.
Siempre se especula y bautizan de revolcón, pero se vivieron con mucha tranquilidad institucional, no existió tal cataclismo especialmente en el caso de la policía, porque el nuevo Director fungía como tercero en el mando, de manera que saliendo el Director y subdirector le correspondía por cadena de sucesión al señor Mayor General Óscar Atehortúa Duque, quien se desempeñaba como Inspector General de la institución y a quien desde estas líneas le deseamos toda suerte de éxitos, porque esos triunfos de la policía redundaran en bien de la imagen y prestigio de Colombia.
Enfocándonos en la Policía, vemos que el nuevo Director -de quien tenemos excelente concepto-, tiene a la vista toda suerte de retos, algunos que fueron ventilados por los medios en su momento, como aquellos de origen nacional, por ejemplo la disidencia de las Farc, las bandas criminales, el Eln, sin olvidar la lucha contra el narcotráfico en todas sus modalidades. Pero al interior de la institución existe una serie de asuntos delicados que ameritan atención permanente por parte del mando, orientado por nuestro nuevo Director, porque no es el mejor momento para las fuerzas y mucho menos para la policía.
Permítanme hacer algunas observaciones, sin el ánimo de inquietar, solo buscamos informar a nuestro queridos lectores que el asunto no está fácil. Miremos: Espera al señor Mayor General Atehortúa el rezago del nivel ejecutivo donde existe una larga lista de hombres esperando un merecido ascenso, que por temas presupuestales no se ha podido surtir. Esta es una situación que desanima las bases institucionales generando malestar en los hombres responsables de la seguridad ciudadana y ojalá el gobierno le tienda la mano al señor Mayor General en tema tan crucial para el futuro del orden público interno.
El inconveniente de la sanidad es otro punto neurálgico, pues no obstante los miembros en actividad y retiro aportamos a sanidad, con el crecimiento desmedido de la planta de personal, el universo con derecho a la atención médica se desbordó, creando un ambiente de descontento, pues la salud es un campo vital para los hombres y sus familias. No vamos a juzgar como se llegó a esta situación, porque tanto el gobierno como el mando la tiene clara.
Y termino con un llamado a extirpar la corrupción interna que tanto daño nos genera.