Entre los problemas más sensibles y críticos de la humanidad, que heredamos del siglo XX, es la escasez de agua. Es evidente que hemos venido sufriendo un desequilibrio hídrico que nos ha llevado y llevará a confrontaciones y tensiones de carácter nacional, local, trasfronterizo, regional y mundial por la necesidad de este vital recurso.
La tierra está rodeada del 97% de agua salada, solamente el 3% es agua dulce; el 2.15 % está congelada y solamente el 0,64% o sea el 0,001 % de la atmosfera a nivel del mar, está disponible para el consumo. Trasladados a metros cúbicos serían 10.665.000 kilómetros cúbicos, que deberían ser suficientes para satisfacer las necesidades de los seres vivientes en la tierra. Pero la realidad es que la mala distribución, el despilfarro y su uso inadecuado han hecho que el mundo entre crisis por este elemento.
Hay tres ríos vitales para la humanidad: el Amazonas, cuyo caudal representa mundialmente el 15% de un total de las aguas superficiales; el Zaire, ubicado en el Congo África, tiene un 3.5% del total de la superficie, pero solo podrá utilizarse en un 50% en los próximos 20 años. Están también los ríos Mackenzie, Yukón y Obi o Yeniséi, que pertenecen a Norteamérica y Eurasia. Tan solo 23.900 kilómetros cúbicos, más el 26% de aguas lluvias, servirían para que cada persona gastara 20 litros cúbicos de agua al día. Sin embargo, mientras un malgache solo utiliza 5 litros, los londinenses gastan 175 litros por persona al día.
Mas de 2.000 millones de personas o sea un 40% de la población no disponen de agua potable; 2.300 millones no tienen servicios sanitarios y los ríos contaminados afectan a más de 3.600 millones de personas, de las cuales fallecen seis millones a causa del cólera y el tifus.
Colombia fue el hacedor de los Objetivos de Desarrollo para el Milenio. Allí se determinó como el agua impulsa el desarrollo económico y como son vitales los ecosistemas saludables para subsistir.
Debido al cambio climático se han analizado 10 casos de desastres naturales relacionados con el agua. La pobreza, la desigualdad y las dificultades en la producción se vinculan con esta. Los expertos hablan que para el 2050 los problemas de la agricultura y la salud, afectarán la producción en un 6% del PIB.
El Estado colombiano debe planificar la gestión del agua, su precio y llevarnos al cuidado de nuestras fuentes hídricas. Se requieren grandes inversiones para hacer almacenamiento de este preciado líquido, hay que limpiar los ríos, crear sistemas de reutilización. En la Guajira se debería montar una planta de desalinización. Los agricultores, conjuntamente con el gobierno, deben planificar sus cosechas para reducir impactos económicos y buscar fuentes de mercadeo y comercialización. Hay que avanzar en la planificación rural. La ausencia de agua hace que la gente migre. Expertos hablan de que para el 2050 más de 140 millones de personas migrarán debido a su escasez.
Las buenas relaciones con nuestros vecinos y el compartir cuencas fluviales comunes es imperativo. Existen más de 310 cuencas internacionales en el mundo.
Colombia es privilegiada, contamos con cinco áreas hidrográficas y cuatro de ellas son contadas como vertientes: Orinoco, Amazonas, Atlántico Caribe y el Pacifico. El 67% del total de nuestra agua proviene del rio Magdalena y el Cauca, el Caribe nos proporciona el 16%, el Orinoco el 12% el Pacifico el 4% y el Amazonas el 1%.
Bogotá está en un racionamiento muy bien planificado por el alcalde y creo se está tomando conciencia en la necesidad de utilizar el agua con precaución. Es imperativo trabajar en una cultura ciudadana para su buen uso y el manejo de desechos para no seguir contaminándola.