Todos los que no votamos por Petro, más muchos de los que sí lo hicieron, por estos días santos estamos rememorando la Pasión de Jesucristo y nos pegamos de sus últimas “palabras” como para reclamarle al Dios Todo Poderoso por la suerte de Colombia en el gobierno del “cambio”: “Elí, lama sabactani”, clamando, en plural: ¡Dios mío, por qué nos has abandonado!
Pero no todo está consumado aún. La verdad, todavía no es tan grave el asunto, porque lo del “cambio” ha resultado ser “puro paro”. La corrupción, y su lucha contra ella, que era un caballito de batalla de la triunfante campaña populista, sigue muy campante, tocando las puertas de la propia familia presidencial; la reforma política se cayó solita, rodando por las resbalosas escaleras del Capitolio Nacional; la de la salud, está que naufraga y más parece Corcho el remolino; la reforma laboral -que pretende dignificar el trabajo a costa del empleo- trabajosamente va a salir a flote, y el proyecto de reforma pensional seguramente se jubilará en los anaqueles de los archivos parlamentarios antes de convertirse en Ley de la República. Loado sea El Señor.
Hasta ahora, del cambio, nada. Mucho “tilín-tilín y nada de paletas”. No le están saliendo bien las cosas al gobierno de Petro y se teme que se canse de seguir trajinando dentro del esquema de la democracia para lograr sus pretendidas reformas y entonces le dé, bien por descararse al máximo con la repartición de mermelada, o bien por recurrir a fórmulas antidemocráticas no sólo para perpetuarse en el poder sino para patentar sus fórmulas del cambio, “a la diabla”, cosa que para nada le debe desvelar, pues recordemos que parte de su historia de vida transcurrió en la clandestinidad, en las tinieblas, al margen de la ley.
Pero lo que sí ha funcionado es el terremoto que se está fraguando en el Volcán Nevado del Ruiz, como premonitorio del fenómeno subsiguiente a la crucifixión y muerte de Jesús, cuando, cuenta Mateo, “el velo del templo se rasgó en dos; la tierra tembló, y las rocas se partieron; se abrieron los sepulcros y muchos cuerpos de santos que habían dormido se levantaron", lo cual parece coincidir con la crucifixión de Colombia, sola, porque los dos ladrones acompañantes fueron indultados por el emperador Petro y en campos, ciudades, carreteras y cárceles se ven los estragos de la destrucción del orden jurídico, con una paz total imposible que lo que ha hecho es alborotar guerras por doquier, con unas Fuerzas Armadas fracturadas moral y físicamente, con la delincuencia desbordada y con masacres y asesinatos de líderes sociales (como nunca antes se había visto, para espanto de las ONG mamertas).
Post-it. De tercera, la despedida que le hizo este gobierno del cambio al saliente y excelente Gerente de Ecopetrol, Felipe Bayón. La Superintendencia de Industria y Comercio quiso sabotear la última Asamblea General de Accionistas de la primera empresa del país, incautando computadores y celulares -incluyendo el del gerente- para investigar supuestas irregularidades contractuales. Es parte de la “mala leche” oficial, que quiere salpicar a todo lo que venga de la época AP (Antes de Petro), como si éste fuera el “redentor” que nos va a rescatar del subdesarrollo, la corrupción y la miseria…Dios nos guarde.