Son muchas las versiones sobre el origen del tango. Todo indica que llega de Europa como un son, un lamento musical de moda entre seres desarraigados en busca de aventuras, que atrae a marineros, migrantes y elementos del bajo mundo que lo bailan en las tabernas. Música que evoluciona en Argentina y Uruguay, hasta convertirse en un vistoso espectáculo de baile y de canciones, con letra inolvidable en varias ocasiones.
El tango en un momento dado, en particular con Carlos Gardel, deja extasiado a públicos de casi todo el mundo y se baila en París. Por lo general, los compadritos son dados al tango, como lo recuerda el gran Borges, en memorables ensayos, lo que es un pleonasmo, dado que casi todo lo que escribe el porteño, famoso mundialmente, se considera fuera de serie por su calidad y originalidad. La letra de los tangos, suele ser de despecho del hombre por la mujer que lo abandona, que se burla de su amor, que le pone los cuernos, que lo traiciona y se va con otro, lo mismo que le da calabazas o se cree más virtuosa que las más bellas y encantadoras. También, se conoce la historia de un mercader de “acompañantes” en Buenos Aires, en tiempos de abundancia, que dicen que manejaba más de 2.000, teniendo entre las exigencias para trabajar que fuera de ser acompañantes teatrales, fingieran ser leales y amorosas por una noche y que bailaran o cantaran tango. En fin, lo cierto es que la mina es la mala en esas canciones.
El tango invertido es una rareza, en cuanto se trata de casos donde el hombre es el malevo, el torturador, el que le pega y hace sufrir a la mujer sin piedad, para extorsionar o por simple placer sádico. Claro, poner música a la escena o la historia de un hombre que aporrea a la mujer, así fuese un compadrito, no le va gustar a nadie en su sano juicio. Recuerdo que entre los colombianos que he conocido que más sabían de tango se destaca Belisario Betancur, que por ser antioqueño se aficiona al tango muy joven, dado que Carlos Gardel murió en un accidente de aviación en Medellín. En alguna campaña en la que estuvimos allí con Álvaro Gómez, recuerdo que después de la agitación y los eventos proselitistas, como de los discursos y las novedades, pasamos como espectadores un rato en un sitio donde se bailaba tango o se deleitaba el público con ese son, que tienen en algunos casos inspiración sabia y evidente de la vida emocional de los dos sexos.
Pese a que viví en Buenos Aires y es una ciudad que me cautiva, que no tenía que envidiarle nada a las urbes europeas, no imaginé que un presidente de Argentina se viese envuelto en el escándalo de bailar tango invertido, drama o sainete en el cual está inmerso hasta la coronilla el expresidente Alberto Fernández. Lo raro es que llegó al cargo no por sus méritos, sino escogido a dedo por Cristina Fernández, para manejar su comodín y dirigir desde el Congreso el poder. La expresidenta argentina ha dado algunas durísimas declaraciones contra Fernández, que denotan una gran dosis de desprecio.
Los diarios, revistas, noticieros y las redes sociales rivalizan en relatar las palizas que el presidente de la República daba a su compañera, Fabiola Yanes, a la que estando embarazada la confundía con una pelota de fútbol y le daba patadas en la barriga. Quizás pretendía matar a su propio hijo… No lo sabemos… Esto ocurría no en una barriada porteña, sino en Olivos, sede presidencial. La versión está en toda la prensa del país Austral.
En otros casos se filtra que Fernández, mientras su país se hundía en la crisis económica, seduce a otras damitas con el elixir burocrático, unas de la televisión, las cuales nombra en la sede de gobierno. En alguna foto aparece una graciosa comunicadora, sonreída y audaz, sentada en la silla presidencial, escribiéndole en un papel “yo te amo”. Y el pillo, cuando está nervioso, malgeniado y molesto por cuanto los negocios turbios de tráfico de influencias trascienden al público, para relajarse, al llegar a la sede oficial coge a golpes a su mujer. La rubia, exiliada. desde Madrid, exasperada y con múltiples pruebas, demanda al indigno personaje que se creía intocable, el cual debe comparecer ante los jueces, quienes, además, lo investigan por varios y escandalosos negociados….