El “viacrucis” de Netanyahu | El Nuevo Siglo
Jueves, 30 de Marzo de 2023

Después de Ben Gurion (Padre de la Patria), de Golda Meir (la “Dama de Hierro”) y de Ariel Sharon (héroe en la Guerra de los Seis Días del 67), Benjamín Netanyahu ha sido el más importante gobernante que la tenido el pueblo de Israel. Desde 1996 ha sido, con solución de continuidad, primer ministro en seis ocasiones. Fue ministro de varias carteras y en tiempos se Sharon discrepó por la generosidad de éste al desconectarse de la Franja de Gaza, que a la postre cayera en poder del grupo terrorista Hamás.

A Netanyahu la gente le ha prendido velas, por su talante, por su mano tendida con pulso firme, por el impecable manejo del Estado en una de las primeras economías del mundo y una de las potencias atómicas del planeta. Esa gente-–más no la Fiscalía- también parece querer perdonarle algunos turbios episodios de soborno, fraude y abuso de confianza, investigaciones en curso; pero quizás no le copien su novedosa idea de dificultar el que un primer ministro en ejercicio sea declarado incapaz para el cargo (como en Perú).

 

Estando sub júdice, ahora le ha dado por comprometer su capital político intentando reformar la justicia, a partir de su mayoría (64 de 120 escaños) con socios ultraderechistas y ortodoxos. Pretende otorgarle más poder al ejecutivo y menos al aparato judicial, queriendo atenuar el contrapoder que ejercen la Corte Suprema y los tribunales; con inusitadas ínfulas de autócrata, pretende modificar el mecanismo de selección de los jueces para darle mayor injerencia al ejecutivo sobre las otras dos ramas; reducir las capacidades de la Corte Suprema para revisar las leyes aprobadas por el parlamento, sobre todo aquellas llamadas "Básicas" que, a falta de una Constitución, funcionan como normas fundamentales; implementar una “cláusula de anulación” que permitiría a la Knesset (parlamento) volver a promulgar las leyes previamente anuladas por la Corte y busca, finalmente, romper la independencia de la Policía -de carácter civil- y subordinarla al Ministerio de Seguridad.

Error craso, Benjamín. Está bien que pienses que exista un “poder judicial desenfrenado”, que esté halando más del lado izquierdo e interviniendo más de la cuenta en las decisiones legislativas y del ejecutivo y que creas que sintonizan más con los derechos de las minorías, que reprueban los asentamientos judíos -que tú promueves- y que van en contravía de los grandes intereses nacionales, según tu personal cosmovisión. Pero la madera no está para hacer un crucifijo de palo, Bibi. No contradigas más a Isaac Herzog, tu Presidente; reintegra a Gallant, tu Mindefensa (las FFMM están nerviosas) y no permitas que se rebote clase trabajadora, organizada en su CGT, Histadrut.

Post-it. Como nuestro original Jesucristo, también pareciera querer hacerse crucificar en esta Semana Mayor otro Emmanuel, pero de apellido Macron, presidente de Francia, a quien le restan aún como cuatro años de su segundo mandato, pero decidió “soltar las redes” de una reforma indispensable y urgente, para elevar la edad de pensión en dos años, consciente, como lo es, de que el sistema pensional está reventado en Francia, como en Colombia. Pero fue sincero y no le dio más largas al asunto, como sí lo hizo nuestro malicioso autócrata, quien se tapó con un corcho, y pensó: “que se crucifique aquél que viene detrás de mí, no yo”.