Por estos días mi colega Mauricio Romero se debate entre la vida y la muerte, su gran atrevimiento consistió en salir a dar el acostumbrado paseo con sus dos parientes multiespecie, un Beagle y un Schnauzer, en el barrio Roma de la capital, fueron abordados por dos delincuentes que, por llevarse un pinche celular, lo apuñalaron en un pulmón.
Muchos expertos pondrán su atención en la inseguridad que afecta a los animales racionales (humanos capitalinos), la pregunta que nos estamos haciendo los integrantes de familias multiespecie (humanos y animales que comparten techo, se dan afecto y viven felices) es, además de la natural preocupación por la evolución de Mauricio, cómo se encuentran Napoleón y Bela.
Para ellos el evento de agresividad contra Mauricio debió ser desgarrador, ver a su padre atacado y tendido sin poder hacer mayor cosa para darle el aire que le empezaba a faltar en su pulmón, la experiencia de ansiedad viéndolo ir a la clínica, todo en un abrir y cerrar de ojos, tal vez sin percatarse lograron ver que sus ladridos no fueron suficientes para defenderlo de los agresores; desconsolados, impotentes y llenos de angustia deben estar afrontando la larga espera, con toda seguridad, para ellos han sido noches de muchas vueltas en sus cabezas y camas, sí hay algo que afecta a un animal de compañía es la ausencia de un ser querido, no importa si es o no racional, aman a profundidad y sin condición.
Colombia es un país animal, se dice que por cada diez hogares seis tienen animales de compañía y se estima que pueden existir algo más de siete millones de animales de compañía donde los perros y gatos siguen siendo los más populares. En Bogotá, según el observatorio de desarrollo económico a 2017 el 72% de los animales de compañía eran perros, el 20% gatos, el 5% pájaros, el 1.5% hámsteres y el 1.5% peces, los cuales viven en cerca de setecientos mil hogares que por definición son multiespecie, por supuesto sin que contemos los animales en situación de calle.
La historia que están viviendo Bela y Napoleón no es rara, es paisaje, es una más de tantas otras que a diario se documentan y otras que se ocultan, esta vez en su animalidad debieron observar cómo atacaban a su humano; otras veces son ellos los atacados, secuestrados, heridos, asesinados, explotados sexualmente, puestos a criar hasta el límite, somos los humanos los que nos quedamos sufriendo sin saber sí volveremos a reencontrarnos o no, sufrimos a más no poder, lloramos hasta lagrimas secas de impotencia sin saber qué será de la vida de nuestros amigos en manos del crimen, damos vueltas en nuestras cabezas y camas imaginando lo peor pero conservando la esperanza de volverlos a ver.
Me pongo en las garras de Bela y Napoleón y le pido a Dios y a la vida que les devuelva a su padre sano y salvo, que les permita seguir compartiendo el amor de hogar multiespecie que son junto a su esposa y demás familia ¡Fuerza Mauricio!
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