Viernes, 14 de Octubre de 2011
Realidades del TLC
Lo único cierto es que vivimos una economía globalizada y que nuestro desarrollo dependerá exclusivamente de nuestra participación exitosa en esos escenarios. Resultado: sólo lo lograremos si podemos actuar competitivamente, es decir, si sabemos competir... competentemente.
Otra realidad dolorosa es que no estamos preparados para hacerlo y que la aprobación final del Tratado nos ha cogido, como dice el vulgo, “con los pantalones abajo”, sin infraestructura física y con sectores de producción nacional acostumbrados a vegetar bajo el alero protector del Estado.
Desde ahora las cosas serán a otro precio; en un mundo de servicios digitales -80% de las exportaciones norteamericanas entran en esta categoría- nosotros no estamos familiarizados, a gran escala y en profundidad, con las llamadas nuevas tecnologías. Y más grave aún: estamos en el primer centímetro del primer kilómetro en todo lo relacionado con investigación, desarrollo e innovación. Algo que es fundamental para rivalizar.
Este Gobierno ha decidido, en buen momento, dedicar 10% de las transferencias por regalías, a ciencia y tecnología. Esto está muy bien, lo que está mal es que no sabe cómo lo hará, ya que todo parece indicar que estos beneficios irán a parar a piñatas regionales para satisfacer apetitos politiqueros. Son al menos las versiones de prensa. Tan grave, por ejemplo, es haber hecho un velódromo de altas especificaciones en Arauca, como proyectar hacer, en un futuro, un clúster de alta tecnología en la misma región.
Nuestras conocidas críticas a la falla gubernamental de no haber “digitalizado” el Plan Nacional de Desarrollo y no haberlo diseñado para la Sociedad del Conocimiento hoy son más válidas que nunca. Ese tan cacareado Plan ante el TLC y sus realidades ha quedado obsoleto y arcaico: el TLC establece el libre tránsito de productos digitales sin arancel y sin otros impuestos, lo que generará que productos como el software y los contenidos en formato digital puedan ser prestados desde el exterior. O lo que es lo mismo, habrá suministro desde el extranjero de todo tipo de servicios de la Sociedad del Conocimiento, donde ejemplos como el de Netflix -películas y series de TV- sólo serán la punta del iceberg.
Con absoluta seguridad la descarga de aplicaciones y de contenidos, así como servicios profesionales -diagnósticos médicos, diseños arquitectónicos, de ingeniería, de publicidad, de gráficos, etc.- podrán ser prestados “por tarjeta” desde Estados Unidos, sin ninguna traba, porque simplemente están disponibles en la red. El reto será enfocarnos en “nichos” específicos, en donde seamos eficientes para ese exigente mercado estadounidense. De lo contrario el desequilibrio será dramático. Los colombianos estamos acostumbrados al proteccionismo y exportamos simples materias primas, sin un valor agregado alguno que marque la diferencia. Y sólo lo dan las nuevas tecnologías. Volveremos sobre el tema.
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Honor al Mérito
Nos congratulamos por el Simón Bolívar al Periodista del Año que ganó nuestro colega Diego Martínez Lloreda, Martillo, director informativo de El País. Lo conocemos desde que gateaba y sabemos cómo esa mística sublime que su padre Rodolfo infundió al SENA cuando lo creó, hoy Diego se la imprime a su vida profesional y a su gran periódico.