Más sobre la República Liberal santista
Lo dicho. La reunificación liberal es un hecho que no tiene reversa. Es mas, es una necesidad política para que el presidente Santos no padezca los sobresaltos ni las sorpresas que tuvo que padecer el expresidente Uribe en sus afanes reeleccionistas.
La cosa es bien sencilla y como dice el adagio “No hay que buscarle la comba al palo”. Santos no quiere sólo una buena imagen en su día a día presidencial.
Él lo que anhela es pasar a la historia y sabe muy bien que la mejor manera de garantizarse un puesto en ese esquivo panteón es reunificando el Partido de sus ancestros y devolviéndole su posición hegemónica en el ejercicio del poder, o sea garantizando el regreso de una Segunda República Liberal... Santista. Y sabe que para hacerlo a cabalidad no bastan ocho años de permanencia suya en la Casa de Nariño, sino es menester el lapso de toda una generación y ya podemos ir haciendo las cuentas.
Con Simón Gaviria ya ha cerrado el ciclo. Santos sabe que no puede ir, constitucionalmente, sino por ocho años. Luego vendrá, sin sobresaltos, el turno -que se lo está ganando a pulso- de Vargas Lleras y finalmente estará listo y ya nada biche don Simón, quien, como inteligentemente lo acota Semana, no tiene nada de bobito, como tampoco lo tienen Santos y Vargas Lleras. ¡Que se hagan los bobos es una cosa bien distinta!
Se garantizará así veinticuatro años de hegemonía liberal. Escenario para una jefatura liberal santista sempiterna.
¿Delirios del columnista? Todo pareciera indicar que no y que serán muchos los que se quedarán viendo un chispero. El primero, el señor expresidente Uribe. Con un liberalismo unido y manejado por esa troika, el expresidente se quedará sin espacio político, espacio que -indudablemente- ha ido perdiendo desde que se posesionó Santos. Lo mejor que puede hacer es comenzar a escribir sus Memorias, pero no por Twitter.
Otro que quedará fuera de base es Samper. Ya no tendrá escenarios válidos para seguir tratando de reencaucharse...
Y otro u otros que quedarán sin oficio y menos sin beneficio, serán los hermanos conservadores.
Engolosinados como lo han estado en los últimos años identificándose con Uribe y gozando de las canonjías burocráticas, no sólo han perdido el rumbo y la razón, sino hasta la vergüenza y han permanecido en la nómina como verdaderos autistas de la política. Una apuesta segura. Más temprano que tarde los habrán constreñido tanto en esa nómina que no les quedará mas camino que la oposición. Allá y entonces los estará esperando el expresidente Pastrana, quien, como lo está demostrando, será, como su padre, mejor líder en la confrontación que en gobierno.
Adenda. Bien por los populares de Aznar y Rajoy que sí han sabido cómo comportarse como Partido y han reconquistado el poder para sacar a España de la crisis.
ernestorodriguezmedina@gmail.com