Cada ser humano nace en una latitud y una longitud específicas, a una hora, unos minutos y unos segundos exclusivos, personalizados. Como nada en la existencia es carente de sentido, esas coordenadas y ese tiempo marcan para toda persona el inicio de esta etapa de su camino, la ruta que habrá de seguir hacia su propia trascendencia.
Desde lo que he aprendido y creo, es esa posibilidad de ir más allá de lo que hoy sabemos posible lo que constituye el verdadero éxito: la integración de todas y cada una de nuestras experiencias de vida -sí, todas y cada una, ¡sin excepciones!- para aprender y acumular millas en el eterno viaje de la consciencia. La travesía es individual, si bien para hacerla requerimos la presencia de otros compañeros de viaje que son desde nuestros padres y hermanos hasta la persona desconocida con quien tenemos un encuentro aparentemente fortuito en algún momento vital que ha traído la incertidumbre. El tejido de la vida es complejo, sorprendente y excitante: podemos hacer de cada encuentro una posibilidad de éxito.
Como cada itinerario es diferente, el éxito no es igual para todos. Por lo contrario, las posibilidades son tantas como seres humanos y no hay mejores o peores opciones, pues cada quien tiene las que necesita para cumplir con su misión vital, aquella con la que se comprometió antes de encarnar en esta oportunidad compartida. Aunque es gracioso recordar un comercial de televisión en el cual alguien que está aprendiendo inglés traduce exit como éxito, resulta que efectivamente la palabra proviene del latín exitus, que significa salida. En términos concretos, ¿con qué vamos a salir cuando nos abrace la amiga muerte, con qué salimos cada día que pasa, uno más en la carrera de la existencia? Entonces, la clave de la vida radica en preparar las salidas, visualizarlas, construirlas y usarlas, para que este recorrido vital adquiera pleno sentido. La gestación de las salidas requiere tanto estrategias -los planes generales de acción- como tácticas -las maneras concretas para conseguir los resultados deseados-.
Podemos ser exitosos en cualquier aspecto de la vida y en varios simultáneamente: de salud, si enfrentamos desafíos de enfermedad o malestar; económico, si queremos o necesitamos más estabilidad material; afectivo, cuando los aprendizajes pasan por las relaciones con nosotros mismos o los otros; espiritual, si identificamos que solo somos visitantes temporales de este planeta… Cada día vamos identificando salidas: algunas funcionan y nos proyectan a nuevos escenarios, otras fallan, lo cual no nos hace menos exitosos sino más expertos.
El éxito en realidad no tiene mucho que ver con la notoriedad que podamos tener sino con la posibilidad de encontrar salidas a las encrucijadas de la vida, esas que se llevan bien sea en lo profundo del alma o a flor de piel, las que nos retan en lo personal o desde las que podemos construir mejores opciones para más personas. La vida tiene muchas salidas y podemos construir aún más. Que este sea el propósito exitoso de 2019.