En América Latina estamos en la fase más catastrófica de la pandemia. Somos el epicentro y sólo la vacunación masiva puede ayudarnos a salir de esta pesadilla. Por esto, tenemos la responsabilidad de utilizar las plataformas tecnológicas para todo el que pueda se vacuna contra el covid-19 lo haga.
Todo tiene un límite. Hasta las noticias falsas. Sin duda, el techo de las fake news tiene que ser las vacunas contra el covid. No sólo no se puede permitir que se difundan bulos contra la vacunación, es urgente que se castigue a las personas de sangre y hueso que creen, difundan o multipliquen cualquier contenido erróneo sobre este tema.
Cada vacuna contra el covid salva una vida. Salva a una familia de enfrentar una dolorosa tragedia. Cada tarde, a eso de las 4:30 p.m., durante este larguísimo año, recibimos una cachetada con la actualización de las cifras de fallecimientos y contagios. Es como si nos apalearan una vez por día. Detrás de esa foto existen cientos de familias quebradas para siempre. Historias truncadas y dramas de UCI y hospitales. Por eso es imperdonable promover o si quiera avalar cualquier información falsa contra la vacunación.
Por supuesto, todos podemos tener reservas frente al proceso de vacunación o frente a los propios fabricantes de las vacunas. Los tiempos de fabricación y funcionamiento han sido de récord mundial, por tanto, las conjeturas son entendibles. Pero basta con dos clics en Google para tener un sinfín de artículos que explican claramente el alcance de las vacunas, sus porcentajes de efectividad, cómo han sido sus aprobaciones y sobre todo las consecuencias de no vacunar a una sola persona.
Cada tanto, recibimos algún mensaje de Facebook o de WhatsApp contando la historia del primo de un tío lejano que “se vacunó y luego murió”. También nos topamos con cuentos inverosímiles como los chips de rastreo o las tristemente célebres ‘vacunas 5G’. Pueden ser cadenas hasta graciosas, de no ser porque no son pocos los que consideran ciertas estas afirmaciones y deciden mejor quedarse en la casa en vez de irse a vacunar. Vuelvo a decirle en este espacio: las fake news están costando vidas.
Estamos viviendo un momento dramático, doloroso, incierto. Todos tenemos personas afectadas de una y otra forma por este virus que se ha ensañado con América Latina por estos días. Pero tenemos una solución a la mano. Las vacunas tienen que ser vistas como la victoria de la humanidad sobre el virus. Todos queremos ver imágenes como las de los estadios abarrotados de gente en Estados Unidos o Reino Unido.
Tenemos, entonces, una tarea. Qué tal si enviamos artículos reales y comprobados sobre la eficacia de las vacunas en nuestros grupos de WhatsApp con amigos y familiares. Qué tal si hacemos un post de Facebook contando la experiencia positiva de un familiar o amigo vacunado. Qué tal si denunciamos con todo rigor a ese contacto que envía cadenas con datos irreales e inverosímiles. Utilicemos las plataformas tecnológicas para volvernos promotores de la vacunación masiva. Ese debe ser nuestro granito de arena para que esta pesadilla se acabe algún día.