Fernando Navas Talero | El Nuevo Siglo
Miércoles, 2 de Septiembre de 2015

BITÁCORA DE LA COTIDIANIDAD

Xenofobia y chauvinismo

La campaña política de  Donald Trump, tan cuestionada en los medios latinos, ha recibido una sorprendente acogida en su partido republicano y en otras corrientes del Imperio. Todo parece indicar que su discurso no es tan improvisado y demagógico como algunos creen. Sencillamente,  el candidato interpreta la ola mundial que reacciona contra la invasión de extranjeros y desata el conflicto de inmigrantes ilegales que tiene en dificultades a la señora Ángela Merkel y a otros gobernantes de Europa, fenómeno que siguiendo la dinámica de los vasos comunicantes se extiende a lo largo y ancho del planeta.

James Brokenshire, viceministro de inmigración de Inglaterra, ha presentado un proyecto de ley ante el Parlamento, para reprimir con cárcel a los extranjeros que desplazan la mano de obra de los naturales ofreciendo su fuerza laboral a menos precio y, obviamente, beneficiando a empleadores que pelechan a la sombra de la crisis económica y social que viene gestándose gravemente en el mundo.

En Hungría se ha solicitado al Parlamento la autorización para emplear la mano militar en las fronteras a fin de repeler la invasión de serbios. La dramática situación que se vive en el Mediterráneo y que acosa las costas griegas e italianas con barcos repletos de desplazados ha causado cientos de muertos y de refugiados clandestinos, hechos que Ban Ki-moon, pide que ¡se miren con compasión!

Si por allá llueve por aquí no escampa. Recientemente en Carepa, Turbo y Necoclí  capturó  la policía  79 extranjeros que pretendían cruzar la frontera panameña camino hacia Norteamérica. También,  en Medellín fueron aprehendidos 16 cubanos ilegales. Un número igual de pakistaníes localizó la policía de migración en territorio antioqueño. El Comandante de la Armada Nacional ha solicitado mayor control a la frontera ecuatoriana que al parecer es el punto de llegada.

Hay un malestar en la cultura, un renacer del primitivismo ancestral; el Creador expulsó a Adán y Eva del huerto del Edén. El espíritu de Pachamama se exacerba universalmente generando un caos en la aldea; la fluidez de las comunicaciones reduce el tamaño del territorio soberano. La globalización  provoca  violencia en las fronteras de los poderosos, según la conveniencia de dirigentes inmaduros. Ese malestar que se respira es un aviso indescifrable pero cierto, que aterra. El ciudadano del mundo está confundido, se le individualiza para explotar su riqueza y conocimiento y se le masifica para arruinarle su  patria. 

Las  famosas teorías de Malthus, controvertidas por los optimistas, se confirman a diario. En la medida en que demográficamente crecen las poblaciones pobres, esos millones de gentes ejercen una presión instintiva de proporciones atómicas, generando una reacción xenófoba y chauvinista tan explosiva como la amenaza. No es este un pronóstico pesimista, es un llamado a la cordura, especialmente para quienes tienen la posibilidad de predicar con lógica soluciones humanitarias, antes que aprovechar las coyunturas para enaltecer mediáticamente la figura de los megalómanos. Hay que transformar el mundo antes de que desaparezca.