Fernando Navas Talero | El Nuevo Siglo
Miércoles, 21 de Octubre de 2015

BITÁCORA DE LA COTIDIANIDAD

El cartel de la guerra

“La ignorancia es la fuerza”

George Orwell

“¿QUÉ  nos está pasando que no podemos hacer frente a la NRA (grupo de presión a favor de las armas) y a los fabricantes de armas?", expresó Hillary Clinton durante el debate  con su contendor Bernie Sanders. Coincidió esta noticia con otra del mismo calado. Barack Obama anunció que la promesa de retirar sus tropas de Afganistán no se cumplirá durante  su mandato. En otros términos, que los ejércitos regulares de Kabul y las milicias talibanes continuarán consumiendo en el mercado de armas que patrocina la guerra en esa región del continente asiático.

Naturalmente que en la discusión  acerca de esta “bomba atómica” en potencia hay discursos de justificación que convencen a los ingenuos. ¡La disculpa es combatir al Estado Islamico!

“Si se escribiera la historia de la paz y de sus instituciones no se escribiría otra cosa que la historia de las guerras”, observa Michel Focaul, opinión que no es imaginativa. La política es  lucha por el poder y el poder es la expresión de la fuerza,  física o sicológica. Cuando la discusión dialéctica fracasa se apela a la violencia y es en este episodio donde se descaran los intereses reales: los económicos. ¿Por qué sorprende que los comerciantes de la muerte, los asesinos de los pueblos, patrocinen los conflictos armados?

Sin ir tan lejos, pues Afganistán o Eritrea se encuentran a kilómetros de distancia, si se analiza el conflicto que ha generado la discusión sobre los acuerdos de paz que el Gobierno intenta, se advierten posiciones “ridiculas” que examinadas con cuidado llevan a la conclusión de que detrás de esos argumentos se mueven otros intereses que, por supuesto, no se pueden develar.

La Contraloría General de la Republica adelanta varias investigaciones relacionadas con procesos licitatorios a cargo de la Agencia Logística de las Fuerzas Militares, por hallazgos que en términos de la entidad fiscalizadora son graves, razón por la cual ¡los  puso  en  conocimiento de la Fiscalía General de la Nación y de la Procuraduría! El general Mejía, Comandante del Ejército, fue  notificado de estos hechos por uno de sus subalternos.  

El asunto lo destapó el coronel Cesar Henry Rodríguez Giraldo,  supuestamente comprometido en el negociado: tiene que ver con la provisión de construcciones de guerra y otros servicios, licitaciones que se adjudicaron  a un contratista “afiliado” a la contratación de guerra (cartel) y que provee  cuanto se demanda a través de procesos “democráticos” que favorecen siempre a  este cliente. Ahora, para lograr este monopolio, naturalmente, se utilizan todo tipo de falsedades y “padrinos”, beneficiarios de la contratación estatal que nunca estarán de acuerdo en que se pacte la paz, pues si a ello se llega se acaban los negocios. Este es solo un ejemplo, pues alrededor de la guerra hay una economía subterránea que cuenta con capital suficiente para defender sus intereses “políticos” particulares. La provisión de material de guerra es una bolsa millonaria.