Fernando Navas Talero | El Nuevo Siglo
Miércoles, 20 de Enero de 2016

BITÁCORA DE LA COTIDIANIDAD

Fraude a la ley

“Violar textos legales sin incurrir en ilicitudes”

 

Algunos profesionales del derecho se ocupan, generalmente, de estudiar los textos legales para encontrar la fórmula que permita violarlos sin incurrir en ilicitudes. En otras palabras, demostrar que lo blanco es negro y viceversa. Es el arte de la interpretación o lo que en términos más pedantes llaman “hermenéutica jurídica”. Estos artistas suelen, generalmente, asesorar a la administración del Estado y satisfacer servilmente a sus jefes. Las dictaduras se especializan en reclutar a estos oficiosos aduladores. Vulgarmente se acostumbra a enseñar que: “hecha la ley hecha la trampa”.

 

Existe una regla constitucional que consagra el principio de la representación del impuesto. La fórmula política,  de origen inglés, exige que todo impuesto que se decrete deba ser aprobado por el parlamento,  congreso,  asamblea o  concejo, duma en la cual debe tener asiento el pueblo. (Artículo 338 de la C.P)   (Sentencia C-776 de 2003). La comprensión justa de estas exigencias fiscales se da en esta doctrina: “(...) no solo que el acto creador del impuesto deba emanar de aquel poder que, conforme a la Constitución del Estado, está encargado de la función legislativa (…) sino fundamentalmente, que los caracteres esenciales del impuesto y la forma, contenido y alcance de la obligación tributaria estén consignados de manera expresa en la ley, de tal modo que no quede margen para la arbitrariedad de las autoridades exactoras ni para el cobro de impuesto imprevisible o a título particular, sino que el sujeto pasivo de la relación tributaria pueda, en todo momento, conocer la forma cierta de contribuir para los gastos públicos del Estado, y a la autoridad no queda otra cosa sino aplicar las disposiciones generales de observancia obligatoria” ( S.J. de la F.)

 

El país acaba de conocer que la señora Abello, ministra del Transporte, amanuense del candidato Vargas Lleras, decretó un impuesto  ad hoc para los vehículos que ruedan por el país. La señora se vale de una argucia ramplona: eleva el avaluó de los automotores y así modifica el gravamen. A ello contribuye la administración de la capital que estableció una multa para los dueños de vehículos que no practiquen la revisión  mecánica a tiempo, ¡no importa que el automotor este arrinconado en un garaje! Y para terminar esta alza desaforada, el impuesto de rodamiento se incrementará ahora con el establecimiento de peajes urbanos. En resumidas cuentas,  no hay otra alternativa que abandonar el carro particular y entregarse al transporte colectivo o apelar a la protesta de Lady Godiva  e invadir las calles de desnudos aprovechando este inclemente verano.

 

Finalmente, el director de la Policía de Tránsito y Transportes de Cundinamarca acaba de ser llamado a calificar servicios por denunciar públicamente que ese trabajo es un negocio fraudulento. Cada multa representa un incremento al erario municipal. Por eso no es conveniente que los conductores se disciplinen, es mejor que comentan infracciones porque así favorecen a unos y otros.