Ningún país había manejado tan mal la pandemia, ni tardado tanto en aplicar la vacuna. Ni el presidente, ni su corte, tomaron la cosa en serio. Algunos han tratado de sacar provecho al covid-19 durante el año que llevamos soportándolo. Los primeros beneficiados fueron quienes se lucraron con los “vuelos humanitarios”, que de ello no tuvieron nada. Doce meses después estamos en las mismas: despistados o ganando con viveza réditos políticos y económicos.
Ante el “linaje” del coronavirus, nos convertimos en una banana república o en una monarquía. Al recibimiento del vuelo de DHL que traía las primeras vacunas, ese gran beneficiado con el exceso de publicidad gratis, salió lo más granado del “Reino de Colombia”. La “corona” legó a toda la nobleza semejante “vacuneril” honor: los Duques, los Marqueses y los Condes estuvieron en primera línea. Hasta el ministro Carrasquilla, estuvo representado por la Condesa de Yolombó, llevada por su pariente Don Tomás.
Todo estuvo fríamente calculado. Muchos invitados estuvieron en la retaguardia, no se sabe si escondidos para no dejar notar su ancestro bananero, o por simple vergüenza. Aplausos iban, aplausos venían. Sonrisas de oreja a oreja y pechos henchidos de patriotismo opita, observaban en el firmamento el amarillo del descomunal jet que traía un pequeño container con 50.000 mil vacunas, que deben aplicarse en doble dosis cada una, es decir 25 mil vacunas, ninguna de las cuales se enviaría al Amazonas, la región más amenazada por la peligrosa cepa brasilera.
Tropas, coloridos uniformes y cuanto “lagarto” apareciera, tenía una ventanita para observar el espectáculo. Solo el Himno Nacional y el Escudo de Colombia se libraron del “bananeado” tropel. Alguien se atrevió a decir: ¿si esto fue con el arribo de la vacuna, como hubiera sido, si llega el propio Mister Covid?
De ahí en adelante todo se viene manejando folclóricamente. No hay vacuna sin acompañamiento. La alcaldesa quiso dar un “toque”, normal, pero se le pegó el ministro de salud. La fábrica nacional de discursos es la única entidad que ha creado nuevos empleos en esta pandemia. Son millares los que prefieren un discurso y una foto, que una vacuna.
El “Eterno” no se quedó atrás. La vacuna que recibió Verónica, la enfermera jefe, tuvo como escenario un hospital en las goteras de El Ubérrimo”, con discreta participación del “delfín” Tomás, que “sin saber lo que estaba ocurriendo”, se encontraba en la Cámara de Comercio de Sincelejo, al lado de la primera vacuna.
Hubo vacunas para todos los gustos, menos para las personas para las cuales venían destinadas. Duque dijo que “tendremos que caminar con la V de vacuna y con la V de victoria”. Genial coronación para “Mister Covid”.
Las vacunas, entraron por la puerta grande de la política, la V caminará adelante de la politiquería. Habrá voto-vacuna, haya prolongación o no del período de Duque, como quiere el Centro Democrático.
BLANCO: Bogotá levanta el pico y cédula.
NEGRO: La V de vacuna le dolió a Verónica.