“El camino sinodal permitió poner sobre la mesa la situación de la familia en el mundo actual, ampliar nuestra mirada y reavivar nuestra conciencia sobre la importancia del matrimonio y la familia”. En estas líneas sintetiza El Papa Francisco el origen de la nueva y magistral Exhortación Apostólica Postsinodal, cuyo espíritu marcó de nuevo con la palabra “alegría” aplicada a esa otra realidad sagrada, “amor”, que ha de estar al centro de todo matrimonio y familia.
Se trata de un documento de especial importancia para acertada y ponderado pastoral en la Iglesia, y un aporte oportuno, hecho en espíritu de misericordia, en cuanto a presentación de verdades solidificantes de la sociedad, inspirado en los valiosos aportes llevados a los Sínodos de 2014, y 2015 por trecientos voceros de todo el orbe, puestos ante el Papa por esos participantes, quienes tenían como único anhelo llegar a respuestas al tema familiar y matrimonial.
Señala, el Papa Francisco, que se ha llegado desde la preparación de estos históricos Sínodos por un camino de “gran belleza, que ha brindado mucha luz. “Señala el conjunto de las intervenciones sinodales como “un precioso poliedro”, conformado por muchas legítimas preocupaciones y por preguntas honestas y sinceras” (n.4). En párrafo anterior (n.3) había advertido que “no todas las discusiones doctrinales, morales y pastorales deben ser resueltas con intervenciones magisteriales”, y que, en la Iglesia, debe haber una “necesaria unidad de doctrina y de praxis”, pero que “ello no impide que subsistan diferentes maneras de interpretar algunos aspectos de la doctrina o algunas consecuencias que se derivan de ella”. Advierte que esas sanas diferencias subsistirán “hasta que el Espíritu nos lleve a la verdad completa” (Jn. 16,13).
Ubica al Santo Padre esta Exhortación, “La Alegría del amor”, en el contexto del “Año de la Misericordia”, al querer dar estimulo al testimonio de millares de familias cristianas que valoran y viven los dones del matrimonio y de la familia, y al querer acercar a quienes no estén en esas condiciones que encontrarán en el tono misericordioso de Jesús y de la Iglesia voz de aliento para su vivir, y luces para encaminarse por sendas que los lleven a paz y gozo (n.5).
Culmina, el Papa, la parte introductoria (n.n. 1-7), destacando el contenido de esta trascendental Exhortación que inicia con una apertura inspirada en la Sagrada Escritura” (Cap. I), pasando a ubicar la familia en la realidad y desafíos de hoy (Cap. II), llamando, enseguida, a ubicar la vocación de la familia en su mirada en Jesús (Cap. III), para destacar, luego, en dos capítulos, el tema central del amor (Capto. IV y V). Pasa a destacar caminos pastorales para construir hogares sólidos y fecundos que atiendan la misión de la educación de los hijos (Capto. VI y VII), con subsiguiente dedicación a abocar lo relacionado con el “discernimiento” en la pastoral matrimonial, con atención misericordiosa, dentro de las orientaciones de la Iglesia ante situaciones que no responden plenamente a lo que el Señor propone (Cap. VIII). Cierra, el Papa, este gran documento, dando líneas de espiritualidad matrimonial y familiar (Cap. IX).
Haré recorrido por esta gran Exhortación en serie de subsiguiente comentarios, para propiciar acercamiento y asimilación de tema de tanta trascendencia tratado por el Papa Francisco, con especial cuidado, alegría y amor, inspirado en la misma doctrina y aplicaciones de padre y maestro. La vivencia de estas enseñanzas, como todo lo que ofrece la Iglesia en su evangelización, es pilar para aclimatación enraizada de la paz en Colombia y el mundo, así como defensa ante tantos propósitos de desquiciamiento de la familia y del matrimonio que a cada paso se propicia por los mismos que bajo otros ideales pretenden ofrecer paz y armonía a nuestras naciones. (Continuará).
*Obispo Emérito de Garzón
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