Fuegos: ¿consumen o iluminan? | El Nuevo Siglo
Viernes, 17 de Enero de 2025

Dentro de cada uno de nosotros arde un fuego interior. Cuando no está balanceado, puede consumirnos y llevarnos por caminos áridos. Sin embargo, también puede transformarse en una luz brillante y una guía. Al reconocer las pasiones del ego, podemos convertir ese fuego interior en luminarias que nos guíen hacia nuestros objetivos más elevados y nos permitan encontrar propósito y significado en nuestra vida.

Hemos visto incendios devastadores en los condados de Los Ángeles y Ventura en Estados Unidos, así como en el páramo de Chingaza en Colombia. Estas imágenes devastadoras y el dolor causado en el corazón nos permiten reflexionar sobre nuestras propias sequedades internas. Al igual que la vegetación seca se convierte en el ambiente propicio para el fuego exterior, nuestras sequedades emocionales y espirituales pueden avivar el fuego interior. No solo se quema el afuera: también ardemos por dentro.

El enojo, el miedo y la tristeza son emociones que pueden alimentar nuestro fuego interior, llevándonos a consumirnos de maneras dolorosas y destructivas. El enojo puede surgir de la frustración, la injusticia o el sentimiento de haber sido herido. El miedo puede paralizarnos y mantenernos atrapados en un estado de ansiedad constante. La tristeza puede sumergirnos en una sensación de desesperanza y desolación. ¿Qué te está llevando a arder por dentro?

Para sanar el enojo, el miedo y la tristeza, podemos utilizar diversas estrategias. La respiración consciente nos ayuda a regresar al presente y calmar nuestra mente. La meditación y la oración nos permiten conectar con nuestro yo interior y con Dios –comoquiera que le llamemos–, brindándonos paz y claridad. Las expresiones artísticas, como escribir, son una vía para liberar y transformar nuestras emociones, dándoles un cauce creativo. Acciones sencillas como caminar nos conectan con la naturaleza y nos permiten despejar la mente, reduciendo el estrés y promoviendo el bienestar.

La transmutación de estas emociones es clave para convertir el fuego interior en luz y guía tanto para nosotros como para los demás. La aceptación y la comprensión de nuestras emociones son los primeros pasos. Al practicar la gratitud, enfocándonos en lo positivo y valorando los pequeños logros diarios, podemos transformar el enojo en paciencia y compasión. El miedo puede convertirse en valentía cuando enfrentamos nuestras inseguridades con determinación y confianza. La tristeza, vista desde una perspectiva de crecimiento, nos permite desarrollar empatía y resiliencia.

Al compartir nuestras experiencias y aprendizajes con los demás, no solo nos sanamos a nosotros mismos, sino que también nos convertimos en faros de esperanza y apoyo para quienes nos rodean. Te invito a convertir tus fuegos interiores en luces alineadas con la Luz Mayor, que iluminen y guíen tu propio camino y el de los demás.

@eduardvarmont