Gabriel Ortiz | El Nuevo Siglo
Viernes, 22 de Abril de 2016

BLANCO Y NEGRO

Hispanos “trompianos”

 

LA campaña política norteamericana sigue al rojo vivo, con unos candidatos que lucharán hasta el final porque es mucho lo que está en juego, no sólo para Norteamérica, sino para Latinoamérica y para el mundo entero.

Para nosotros la cosa es peor, porque Trump y gran parte de los republicanos tienen una fijación abierta contra los llamados inmigrantes hispanos e indocumentados, que son precisamente quienes, en su gran mayoría desempeñan, labores indispensables, que a pocos gringos les gustan. Cruz, el otro candidato, veladamente piensa igual.

Los demócratas tienen otra mentalidad de convivencia y tolerancia, porque valoran el trabajo de quienes han llegado a su territorio a crear riqueza e impulsar el desarrollo del primer país del mundo. Hay que tener en cuenta que los inmigrantes e indocumentados no son únicamente los latinos, ni los hispanos; son los europeos, los asiáticos y cuantos anhelan el sueño americano.

 

La diplomacia norteamericana generalmente ha sido equivocada, especialmente con los hispanos. Les han dado tratamiento de tercera. Como decía el ex presidente Betancur, “nos han considerado el patio trasero”.

 

Hillary y Sanders tienen mentalidades abiertas para hacer los cambios que los Estados Unidos necesitan, aprovechando la energía de las mentes y los brazos de los inmigrantes. Esa fuerza vital, leal y pujante, es la piedra angular para mantener la grandeza de un país, de una nación.

 

Trump sería un peligro para la paz del mundo y el liderazgo de los Estados Unidos. Su demagogia y fobia contra los inmigrantes podrían cambiar el derrotero de un país que fue creado y engrandecido precisamente por foráneos, por forasteros, por esos inmigrantes que llegaron para sentar raíces y crear riqueza, no para saquear, y llevarse todo como nos ocurrió.

 

La pared de Trump no cambiaría el rumbo de la historia norteamericana, porque como se pretendió con el “muro de la infamia” que dividió a Alemania, no se pudo eliminar una hermandad, una manera de construir vida, mundo, progreso.

 

Lo grave que se ve en Estados Unidos es una fobia de los propios hispanos por sus hermanos, por su raza, por lo nuestro. Olvidan que llegaron como inmigrantes, indocumentados y perseguidos. Hoy son muchos los que adoran a Trump y le entregan sus votos. ¿Quién lo creyera? Como ya resolvieron su problema, odian a quienes les siguen sus pasos… Qué insolidaridad “trompiana”.

 

BLANCO: Se frustró la destrucción de La Macarena.

NEGRO: La desgracia de los ecuatorianos.

gabrielortiz10@hotmail.com