Gabriel Ortiz | El Nuevo Siglo
Viernes, 24 de Junio de 2016

BLANCO Y NEGRO

País soñado

48 millones de colombianos empiezan a despertar de una pesadilla llamada odio, violencia, destrucción. La nueva realidad ofrece el país soñado, país ideal, posible, el país de las oportunidades, de la justicia, de la reparación, de la no repetición, de la vida, de la concordia, de la igualdad en donde todos quepan y se sientan bien.

Ayer se dieron pasos fundamentales para lograr ese país soñado que todos -óigase bien todos- los medios de comunicación del orbe destacaron, tras conocerse la noticia que iniciaba la rúbrica y el sello del “Fin del Conflicto, el Cese Bilateral y la Entrega de Armas” en Colombia, la nueva gran nación en donde valdrá la pena vivir, a la que se podrá regresar.

El nudo gordiano se desató y salimos de la encrucijada que daba argumentos a los enemigos de una patria nueva y con amplio panorama. Era el punto álgido, el escollo que se creía insondable y en los que se fincaban los atizadores del conflicto que por más de cincuenta años nos ha agobiado, sembrando miedo con frases alarmistas y sin contenido.

Se ha descorrido el telón y empieza a aparecer otra realidad, con actores mentalmente capacitados para ofrecer la mejor escena a los actuales y a los nuevos habitantes condenados a una guerra sin final. A unas generaciones que empezarán a aprender a convivir.

Ha traído al Secretario General de la ONU, a delegados de Estados Unidos, a seis presidentes y a personalidades de gran valía, a respaldar lo que han considerado reconocidos expertos internacionales, como el más perfecto proceso de paz logrado hasta ahora.

Restan algunas pinceladas, como la Jurisdicción Especial para la Paz y la forma como se escogerán los magistrados encargados de aplicar la justicia, porque todos los combatientes tendrán que comparecer ante la justicia, todos de alguna manera tendrán su castigo.

Se calcula que el 20 de julio se firmará la finalización de los diálogos y la paz definitiva.

En ese momento habrá nacido el País Soñado.

Habrá, desde luego, reforma tributaria para financiar el proceso de paz. Tendremos que sufragar sus costos. Es de esperar que también haya justicia en esta materia y no una cascada impositiva para alimentar la corrupción.

De esto también se nutre el País Soñado.

BLANCO: La gran selección que tenemos. Una pifia al inicio, un árbitro y una tempestad nos derrotaron.  

NEGRO: ¿Y el Procurador qué?

gabrielortiz10@hotmail.com