Un misil disparado por los rebeldes hutíes de Yemen cayó en el centro de Israel, sin causar víctimas, pero atizando las tensiones en Oriente Medio, casi un año después del inicio de la guerra en Gaza y generando una fuerte reacción del gobierno de Benjamín Netanyahu.
Los rebeldes hutíes de Yemen ya habían lanzado otros ataques contra Israel en solidaridad con los palestinos desde que estalló la ofensiva israelí en la Franja de Gaza tras el letal ataque de Hamás el 7 de octubre.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, advirtió que los rebeldes pagarán "un alto precio" tras su "intento de hacer daño" a Israel.
"Aquellos que necesiten un recordatorio sobre este asunto están invitados a visitar el puerto de Hodeida. Cualquiera que nos ataque no escapará de nuestros brazos", ha subrayado al inicio de una reunión de su gabinete, según ha recogido su oficina en X.
El primer ministro israelí se refería así al bombardeo llevado a cabo por las fuerzas israelíes el pasado 20 de julio contra el puerto de Hodeida en represalia por el ataque con dron lanzado por los hutíes contra Tel Aviv, que se cobró la vida de una persona.
Un misil tierra-tierra "disparado desde Yemen" cayó en un área abierta sin causar heridos, indicó el ejército israelí. El misil "probablemente se desintegró", aseguró.
Los hutíes afirmaron por su parte que el ataque, llevado a cabo con "un nuevo misil balístico hipersónico", iba dirigido contra una posición militar en Jaffa, una ciudad portuaria cerca de Tel Aviv.
"El enemigo israelí debe esperar nuevos ataques [...] en vísperas del primer aniversario de la bendita operación del 7 de octubre", advirtieron.
Hamás celebró el ataque de los rebeldes yemeníes, afirmando que Israel "no estará en seguridad hasta que detenga su brutal agresión" en la Franja de Gaza.
El ataque de los hutíes muestra los "límites" de las defensas israelíes, declaró más tarde Osama Hamdan, un responsable del movimiento islamista palestino.
La policía israelí reportó la caída de "un fragmento de un misil de intercepción" en la región de Shfela, en el centro, que no causó heridos.
Las sirenas se activaron en el centro de Israel antes de la llegada de los misiles y muchas personas se apresuraron hacia los refugios en la región de Tel Aviv.
Los rebeldes hutíes lanzaron en julio un ataque con dron contra Tel Aviv, en el que murió un civil.
Como represalia, Israel bombardeó el puerto yemení de Hodeida, controlado por los hutíes. El jefe de los rebeldes afirmó entonces que era "inevitable" una respuesta a ese ataque.
Los hutíes pertenecen al llamado "eje de la resistencia" de Irán, que incluye grupos respaldados por Teherán en Irak, Siria y Líbano.
Desde noviembre, los hutíes han lanzado una oleada de acciones contra buques vinculados a Israel en el golfo de Adén y el mar Rojo, perturbando el tráfico marítimo en esta zona estratégica para el comercio mundial.
En solidaridad con los palestinos, al igual que los hutíes, el hezbolá libanés abrió un frente en la frontera con Israel, intercambiando disparos casi a diario desde octubre.
Decenas de miles de personas fueron desplazadas de ambos lados de la frontera.
"Haremos todo lo necesario para que nuestros habitantes vuelvan a casa en seguridad", declaró el domingo Netanyahu.
"El statu quo no puede durar. Hay que cambiar el equilibrio de fuerzas en nuestra frontera norte", añadió.
En el terreno, el ejército israelí continúa su ofensiva en la Franja de Gaza, donde se registraron varios bombardeos nocturnos y disparos de artillería. Al menos tres personas murieron y varias resultaron heridas en un bombardeo contra una vivienda en el campo de refugiados de Nuseirat, en el centro, según la Defensa Civil.