General (r.) Luis Ernesto Gilibert V. | El Nuevo Siglo
Miércoles, 24 de Junio de 2015

PRISMA

¿Conflicto en desescalamiento?

Me  hubiera encantado escribir  un poco más de las propuestas sobre seguridad de los candidatos a las alcaldía, pero la situación del país frente al conflicto solo me permite recomendarles que: gobernar con seguridad sería el lema ideal, y para lograrlo es indispensable una coordinación permanente entre autoridades administrativas y la fuerza pública; seguridad significa trabajo en equipo de comunidad y autoridades, sin ese complemento no hablemos de seguridad ciudadana.

Ahora, permítanme referirme al momento que viven los diálogos en la mesa de negociación, porque el país asiste con sorpresa a un escenario violento y muy triste, dadas las expectativas de paz, pero la verdad no debemos sorprendernos pues  la historia de la subversión, nos da muestras inequívocas de su traición y ventaja abusiva en todo lugar y período, recordemos que las Farc tomaron la decisión de hacer un cese unilateral del fuego y nos alegramos, pero esa determinación engañosa, llegaba hasta el momento que la fuerza pública les brindara la oportunidad de atacarla por sorpresa y sobre seguro; claro que posteriormente fundamentarían un pretexto cualquiera  ante el incumplimiento de lo prometido, sabemos de sobra y ya lo dijimos que estas manifestaciones de aportes al proceso obedecían a la intención de llegar al cese bilateral. Hoy vivimos una escalada terrorista, no un enfrentamiento, porque los derrames de crudo en diferentes puntos de la geografía patria, la voladura de torres de transmisión eléctrica, el aberrante asesinato del comandante de la policía  de Ipiales, los atentados al oleoducto transandino y otros que se me escapan, no son actos de enfrentamientos, sino atentados terroristas con todas las características que estos actos demandan para ser calificados como tales.

Cuando hablamos de enfrentamientos, identificamos  personas armadas en cruce de hostilidades con miembros de la fuerza pública, donde se soportan  los asaltos perpetrados a  instalaciones de las Fuerzas Militares o de Policía sin perjudicar ni inmiscuir la ciudadanía, vemos pues la diferencia tan grande entre los conceptos y espero entendamos que el acto terrorista es un hecho violento al que las leyes del país en que se lleva a cabo, lo consideran delito premeditado, cuya finalidad es sembrar miedo y pánico en la población “guerra irregular moderna” De manera que la presión ejercida por las Farc, no se pueden calificar como negociaciones en medio del conflicto o en medio de la guerra, podemos asegurar sin temor a equivocarnos,  que estamos ante  episodios terroristas en contra de los ciudadanos inermes y ajenos a la confrontación, efectuados por hombres pertenecientes a las Farc.

Por último tengo una pregunta ¿será que de cara a una futura justicia transicional, estos últimos actos de barbarie serán tenidos en cuanta y cobijados por ese acuerdo? O estamos pensando   en un  punto límite, porque así van a delinquir amparados en la impunidad.