GENERAL (R.) LUIS ERNESTO GILIBERT V. | El Nuevo Siglo
Miércoles, 5 de Septiembre de 2012

Narcotráfico frente a la paz

 

La paz siempre será un tema bienvenido en nuestro país, pues sólo nosotros sabemos lo que es vivir un conflicto y especialmente el colombiano convertido en contienda de largo aliento, donde todos hasta el momento hemos perdido. Con el comunicado del Presidente, los ciudadanos se apuraron a poner al servicio de la causa sus conceptos hacia el futuro de las negociaciones y si miramos detenidamente sobran razones con peso en la mayoría de opiniones, recomendaciones o inquietudes de estudiosos y conocedores del asunto, soportados en la experiencia de antiguas conversaciones.

Como la gran mayoría de colombianos, también le apuesto a la paz con salida negociada. Sería el camino más indicado y menos traumático, de eso a nadie le cabe duda, pero como todos mis compatriotas, quiero hacer algunas reflexiones sobre la situación, el futuro y las posibilidades, buscando aportar mi grano de arena en aras de estudioso debate.

Entendemos que no es fácil lograr la paz y conocemos con suficiente claridad los insumos económicos incluidos en la sostenibilidad guerrerista de las Farc y el Eln, por lo tanto hay que aterrizar algunos conceptos. La guerra es un negocio y cuando un negocio es lucrativo ningún dirigente, gerente, administrador o propietario quiere liquidarlo, menos si del producido puede brindar a su familia comodidades de vida, estudio para los hijos en el exterior, a más de propiedades y un futuro estable; sólo cuando se presentan propuestas o alternativas atractivas, las juntas directivas se reúnen y analizan el futuro de la empresa de cara a negociaciones, ventas y alianzas, ante posibles oferentes; si los proyectos suenan tentadores se inician negociaciones que pueden durar un tiempo largo, y no por esto se para la producción o vida de la empresa, pues de no cristalizarse ninguna posibilidad el negocio continúa, olvidando las ofertas. Entenderán mis amables lectores el porqué es imposible hacer un alto para entrar en acercamientos hacia diálogos de paz. Ahora miremos el conflicto. Los subversivos no tienen el control total de sus frentes y cada jefe tiene obligación de mantener, alimentar y entrenar combatientes, de manera que una orden de alto fácilmente se puede desconocer. En cuanto a la Fuerza Pública, existe obligación constitucional de mantener el orden público y deben neutralizar actuaciones abiertamente delictivas, de lo contrario se encuadra en el delito; total, difícil encarar esta estrategia.

Los recursos de la subversión son abiertamente delictivos y sin ellos, como son el narcotráfico, el secuestro, la extorsión y otros, difícilmente sobrevive, por lo tanto independiente de planteamientos guerrilleros las propuestas deben ir en ese sentido, es decir, buscar la sustitución para la subsistencia, algo un poco difícil de alcanzar por la generosidad del negocio actual que, como lo dije anteriormente, facilita ciertas comodidades del entorno subversivo.