General (r.)Luis Ernesto Gilibert V. | El Nuevo Siglo
Miércoles, 9 de Septiembre de 2015

PRISMA

Sensibilidad del espacio público

¡Cómo  hacía de falta abrir el debate sobre el espacio público¡ Han pasado muchos años sin que las autoridades pongan atención  a este asunto, tan sensible para el concepto ciudad y tan importante a los ojos y sentir del ciudadano de a pie, como ahora se suele llamar a los parroquianos que deben sufrir la falta de planeación y una rampante ausencia de autoridad en las calles de las urbes, bienvenido el tema y bienvenida la crítica, porque ese elemento “espacio público” tiene grandes injerencias  en la seguridad ciudadana.

Varios burgomaestres en el país desarrollaron una serie de tareas, para tratar de recuperar el espacio público que se encontraba en manos de la economía informal, haciendo compromisos para ubicarlos en lugares  acondicionados, con el fin de organizar  mercados de diferente índole, vigilados y controlados; tarea difícil pues los vendedores ambulantes no se acomodan a estos controles, y prefieren  ser itinerantes, con libertad de locomoción y desplazamiento, sin contraer compromisos con autoridad alguna, concepto que riñe con los anhelos ciudadanos  y encarna una serie de aspectos negativos relacionados con la seguridad, porque en la medida que este comercio informal se dinamiza, en esa misma medida aparecen los delincuentes, aprovechando el caos y desgreño producto de la desorganización para, enmascarados entre los comerciantes informales, timar a ciudadanos desprevenidos que por fuerza de las circunstancias deben circular por estos sectores.

Pero la problemática es más grave, pues mientras las administraciones evadan afrontar la situación, la policía no tendrá herramientas para controlarla y el problema toma  aspectos sociales y delictivos desproporcionados,  como se viene sosteniendo, especialmente si asumimos que los mismos dueños de almacenes buscando ampliar sus negocios, suministran mercancías a estos personajes que invaden el  espacio, y por otro lado algunos reciben de antisociales, elementos  contrabandeados  o  imitaciones fraudulentas  que comercializan a ojos de las autoridades, sin que estas tengan una alternativa de modo, tiempo y lugar, para proceder contra este comercio, especialmente si consideramos que no hay lugares de almacenamiento para las mercancías decomisadas y su manejo se torna espinoso, a más del procedimiento con los vendedores que termina en enfrentamientos, la cosa se complica en alto grado; por último qué decir de la presencia del crimen organizado, que ha parcelado los diferentes sectores según lo  informó la policía y decidió apropiarse de tramos en las vías o andenes, para cobrar por la utilización del suelo a los más necesitados  y  desvalidos .

Urgen administraciones que organicen lugares para estos comercios, administrados con firmeza y orden,  donde tengan cabida los más necesitados, resultando identificados ante las autoridades y comprometidos en observar conductas acordes a la ley, solo de esta forma se podrán despejar las vías y aceras de las ciudades  para seguridad y tranquilidad de los transeúntes.