GLORIA ARIAS NIETO | El Nuevo Siglo
Viernes, 22 de Marzo de 2013

Utopilandia

 

“20 millones de colombianos viven en la pobreza”

Dice el presidente Santos que la economía colombiana va bien. ¡Qué bueno! Seguro con esa grata noticia, los habitantes de Yopal podrán bañarse fluidamente, tendrán en qué cocinar sus alimentos y calmarán su sed sin riesgo de enfermar de gastroenteritis.

También con la noticia tenderán sus camas -digo, sus duchas, porque ahí duermen- los presos de la cárcel Modelo de Bucaramanga. ¿Modelo? de hacinamiento, indignidad y violación.

Es maravilloso que ni Palacino, ni el cloncito de Uribe plasmado en  Agroingreso Inseguro;  los Nule, o  la corrupción en la Dian hayan sido capaces de arañar las finanzas públicas, y la economía de uno de los países más felices del mundo, vaya bien.

Si no tuviéramos la suerte de oír las declaraciones presidenciales y siguiéramos pensando que es grave esto de ser en América Latina el tercer país más inequitativo en cuanto a distribución de la renta, podríamos convertirnos en la versión actualizada de Elmer el Gruñón. ¡Qué injusticia!

Mr. Presidentdice que la economía va bien. Mejor dicho, él casi siempre dice que casi todo va bien. Creo que lo del asesor venezolano fueron calumnias de la oposición. El asesor debió ser Coelho.

Señala un informe de  Naciones Unidas-Habitat, que en nuestro continente, 111 millones de personas viven en tugurios.

En Colombia, 20 millones viven en la pobreza y 7 en la indigencia. Hay, según el Alto Comisionado de Naciones Unidas  más desplazados en nuestro país, que en Irak y en el Congo.

El 22% de los bogotanos es pobre,  y el 4%,  indigente. Lo único en lo que somos equitativos los capitalinos es en compartir la NPP (Nefasta Pesadilla Petro).

Yo quisiera saber para qué le sirve a la gente más vulnerable, que la economía vaya bien. No pregunto para qué le debería o  le podría servir. Pregunto para qué le sirve, a un pobre en Colombia, que los índices económicos tengan un buen comportamiento, si quienes definen en qué invertir, se preocupan infinitamente más por los balances financieros, que por los balances sociales.

Alguien sigue pensando que los pobres se alimentan de cucharaditas de Dow Jones; y que a quien  la vida se lo consume día a día, le importa saber qué es el IPC; o cómo va el PIB, cuando la única brutalidad palpable, es la de una sociedad que lo ignora.

En la vida real, lo que alimenta, educa y salva no son las cifras, sino lo que se haga con ellas. Cifras convertidas en cultivos, escuelas y hospitales.

¿Se imaginan una Colombia capaz de desarrollar la cara social de la economía? Estoy pensando en Utopilandia: tierra fantástica donde los presidentes electos no fueran patrocinados por las alcancías de las mega-empresas, y los intereses creados, se crearan alrededor del bien común y la dignificación de las personas.

Claro: no se trata de añorar que la economía vaya mal, para que todo esté armónicamente deteriorado. Se trata de meterle pensamiento y corazón solidario a una chequera que no tiene valor social, si no sirve para  mejorar las condiciones de vida de los excluidos de siempre, y los incluidos de a veces.

ariasgloria@hotmail.com