Gloria Arias Nieto | El Nuevo Siglo
Viernes, 6 de Mayo de 2016

PUERTO LIBERTAD

Colombia por encima de los partidos

 

EN el Polo Democrático hay indignación contra  Clara López, por haberse “entregado al oficialismo” al aceptar el ministerio del Trabajo.

 

La oposición debe ser eso: oposición; y para oponerse hay que estar afuera, no adentro; porque si uno está adentro y se opone, pues es un traidor a su jefe; y si no se opone, traiciona sus ideales. Así es que como diría mi bien amado  hijo mayor, “complicado”.

 

Bueno; pues resulta que con el tema de Clara López -como en tantas otras cosas de los engendros políticos de nuestro país- tengo mi versión personal, que dista 179 grados de la mirada amarilla.

 

Cuando Clara estaba en campaña para la Alcaldía de Bogotá hice abierta oposición a su candidatura porque creía -y sigo creyendo- que ella es una persona inteligente, capaz y preparada, pero no una buena administradora de empresas; y Bogotá es una empresa, que a 31 de diciembre del año pasado estaba sumida en el caos y la ingobernabilidad por cuenta de los innombrables que la rigieron por demasiados años consecutivos. Así es que para Alcaldesa, no gracias.

 

Pero en la situación bastante desesperada que atraviesa el gobierno Santos, considero urgente sumar en vez de restar, principalmente si los “sumandos” no son todos del mismo perfil. La pluralidad bien encausada, enriquece; confrontada con intolerancia y violencia, destruye.

 

Si seguimos atomizándonos, aferrados a rencores y contradicciones, a viejas heridas y dolores antiguos, será prácticamente imposible salir del atolladero en el que nos encontramos.

 

Muchos dirán que lo de Clara es oportunismo; realmente no creo que ella necesite ser ministra de un gobierno que tiene la popularidad por el suelo. Me cabe la esperanza –ingenuidad dirán otros- de una Clara que acepta un cargo no por el honor de ser ministra, ni mucho menos porque necesite el sueldo, sino porque genuinamente prefiere ayudarle a Colombia, más que oponerse a Santos. ¿No es acaso posible que alguien sienta más deber hacia un país, que hacia un partido?

 

El Ministerio del Trabajo necesita una especial habilidad que considero Clara  tiene: tratar con neurona, firmeza y conocimiento, a sindicalistas, centrales de trabajadores, empresarios, en fin a la fuerza productiva del país. Tiene la genética y el Harvard suficientes para que los empresarios la respeten; la izquierda necesaria para que los sindicatos la consideren un interlocutor válido; y la destreza/maña política (cosa que no asumo como una cualidad sino como una condición conveniente) para haber sido candidata presidencial, candidata a la alcaldía de la capital y directora de un partido de oposición.

 

Cada quien es libre de decidir si Colombia está por encima de los partidos, y si la responsabilidad por evitar la caída nacional al abismo, supera el compromiso de hacer oposición. O si, por el contrario, hay que hacer la contra per se, para darle movimiento al péndulo de  doctrinas y  prioridades.

Ambas posiciones pueden ser válidas; ambas son, en parte, aristas de una democracia como la nuestra: imperfecta, amañada y con altos visos de corrupción, pero democracia al fin y al cabo. Es decir algo infinitamente mejor que cualquier dictadura.

ariasgloria@hotmail.com