GUILLERMO FRANCO CAMACHO | El Nuevo Siglo
Domingo, 4 de Marzo de 2012

Casi fin

 

 

Superando la Corrupción (2011) de Bertrand de Speville, contiene un prólogo del Presidente de la República. Se concluye, como resultado de sus intervenciones públicas, que Juan Manuel Santos está comprometido, a fondo, en la lucha anticorrupción. El tema debe incluirse en las rendiciones periódicas de cuentas y el núcleo institucional se ubicó en nivel de las secretarías de la Presidencia. Se ha insinuado en primera instancia, en esta columna, un paralelo entre los modelos internacionales de ataque a la corrupción (válido el de Speville) y el imperante en Colombia que podría ser materia de tesis de grado e involucrar, de paso, al ámbito académico.

El choque ha de ser decisivo con base en cero tolerancia, aunque los resultados positivos requieran mucho tiempo y se presten al escepticismo. El fenómeno comentado perjudica el desarrollo, la competitividad, la prosperidad y la equidad y la demostración puede partir de la disminución de recursos públicos y privados como consecuencia, por ejemplo, de sobornos. Se reducen los fondos para el desarrollo y la prosperidad y se acentúa la inequitativa distribución del ingreso y la propiedad.

La impudicia es un mal mundial, luego su combate justifica la cooperación internacional. Se creía, en lo personal, que existía igual responsabilidad de los sectores público y privado pero De Speville considera más grave lo pertinente al primero.

El citado autor concedió un reportaje a El Tiempo (octubre 27). Reiteró que “la corrupción era vista con buenos ojos por economistas respetados” y, afortunadamente, habla en tiempo pasado; debe aclarar nombres y circunstancias. Los efectos de la corrupción son más graves en los países atrasados que en los avanzados pero el problema afecta, también, a los segundos. Rechaza implícitamente la tesis de alguno de los Nule de ser la corrupción “inherente al ser humano”. Insiste en los ángulos esenciales de la estrategia: represión, prevención y educación y remarca que “un gobierno no puede obrar solo. Necesita el apoyo de la comunidad”. Cree que los líderes no conocen del tema a fondo y esa “es la razón de ser del libro”. Hay que impulsar las denuncias y “en muchos países, la Policía es una de las organizaciones más corruptas” pero dicho cuerpo cuenta con liderazgo positivo en Colombia. Un aspecto clave es la voluntad política.

Finalizará pronto la reseña del texto de De Speville. Faltan temas como la identificación de delitos.