Guillermo Franco Camacho | El Nuevo Siglo
Sábado, 24 de Octubre de 2015

 

“Exigencia de imposible cumplimiento en el país”

 

 

 

SAGITARIO

 

Remanente

 

Una exigencia de Nicolás Maduro es de imposible cumplimiento: “control a los medios de comunicación colombianos”. Eso no ocurre en un país con tendencia y tradición democráticas, no se le prestó atención y  una cualidad se destaca en los medios colombianos: autocrítica y se cita la publicación Periodismo Judicial, Seminario nacional de periodismojudicial 1983 (Círculo de Periodistas de Bogotá); en la actualidad, por ejemplo, El Tiempo indica, de manera explícita, la práctica de consulta de las fuentes en las crónicas judiciales. Tal consulta es coherente con las rectificaciones al detectarse equivocaciones con lo cual se evitan sanciones sociales inmerecidas. En el caso de la deportación, desde Venezuela, de compatriotas, y de los que huyen por iniciativa propia, hay documentación gráfica y, además, no son ni contrabandistas ni narcotraficantes, lo cual establece ausencia de racionalidad en el castigo impuesto. El gobierno de Maduro ha incurrido en violación de los derechos humanos.

Hay un caso de tradición venezolana: incursión de la guardia bolivariana en territorio colombiano; a lo anterior se agregan recientes acciones similares por parte de la Fuerza Aérea del vecino. La actitud del gobierno de nuestro país es prudente, se han evitado choques  fronterizos entre las Fuerzas Armadas de las dos naciones, a lo cual se suma una razón elemental: la organización militar colombiana se ha diseñado con base en su problema básico, cual es la guerrilla doméstica con choques en la selva y la reforma venidera se orienta al posconflicto interno y no se ha adquirido armamento moderno, por ejemplo, bombarderos como los comprados por Venezuela a la Federación de Rusia. La preocupación se justifica por el antecedente de la Alemania nazi provocando roces artificiales en la frontera con Polonia como paso previo a la segunda Guerra Mundial y el envío de ejércitos nacionales a tales lugares causa inquietud. ¿De quién se defiende Venezuela? ¿De Colombia? Por quejas de socios de Unasur no se firmó un acuerdo con EE.UU. sobre bases militares para combatir el narcotráfico y no se desarrolló otro de asesoría con la OTAN y se recuerda una mención lejana a las Farc y el Eln como “ejércitos bolivarianos”. Conviene que el gobierno de Colombia informe a la opinión pública nacional acerca del resultado de las quejas y sin abandonar el criterio de prudencia.