GUILLERMO FRANCO CAMACHO | El Nuevo Siglo
Domingo, 29 de Abril de 2012

¿Lo último?

Finalizada,  en esta ocasión, la exposición de las principales ideas contenidas en Superando la Corrupción (2011) de Bertrand de Speville. Restaría estudiar la medida en que su aporte está contenido en el esquema institucional anticorrupción que se está implantado en Colombia, lo cual podría tratarse en una tesis de grado interdisciplinaria. Un esfuerzo similar, y a través del mismo mecanismo, podría residir en configurar la historia del enfrentamiento que del problema indicado ha realizado el Estado.

El autor citado indica razones por las cuales puede fracasar el ataque: voluntad política débil, recursos escasos, temor por las consecuencias, escepticismo sobre los beneficios, metas y expectativas irreales, depender sólo de la aplicación de la ley, fracaso en entender la naturaleza de la corrupción, falta de estrategias o su concepción defectuosa, legislación inadecuada, fallas en la coordinación de la estrategia, distracción en objetivos diferentes al perseguido, asignación equivocada de responsabilidades, designar varias entidades para enfrentar el problema, mínima participación de la comunidad, ausencia de transparencia, ineficiente rendición de cuentas, selectividad de las investigaciones, fracaso en lograr la confianza pública, disponibilidad de un código estricto y sencillo de valores, excesivo peso de la tradición de corrupción, confusión entre dicho fenómeno y la gobernanza y que la entidad rectora del ataque se corrompa.

De Speville visualiza el tema de qué hacer cuando falla el ataque contra la corrupción y ensaya un resumen, aunque el párrafo previo arroja luces. La estrategia nacional debe ser clara, sencilla y coherente; sus elementos han de estar coordinados. Ha de existir una entidad anticorrupción independiente que rinda cuentas. Fundamental la selección de personal con condiciones laborales decentes. La existencia del código de conducta. El deber de rendir cuentas. La financiación adecuada de la entidad anticorrupción. El mantenimiento de la confidencialidad. Lo esencial del papel de la comunidad. La identificación y seguimiento de lecciones derivadas de otros lugares. Contar con el liderazgo adecuado y con puntos de referencia para medir logros. Tener presente que la tarea requiere tiempo y dinero.

Se citan dos aspectos en que siempre ha insistido quien escribe. El primero es la sencillez conceptual y procedimental. El segundo es la transparencia en que se solicitó a la Asamblea Constituyente de 1991 su inclusión en la Carta Política reemplazando a las facultades discrecionales del Estado: la propuesta se rechazó pero hoy triunfa en la praxis.