GUILLERMO LEÓN ESCOBAR | El Nuevo Siglo
Lunes, 24 de Diciembre de 2012

El gran final

 

Ha pasado el alboroto del pregonado fin del mundo que como siempre  por su despliegue se sabía que era una invención de algún comunicador lleno de viveza que sin duda debe haber sido el primero en decir hoy que ya él sabía que no iba a suceder nada y todos los demás, crédulos, jugando a la catástrofe o a la anticipada carnavalada.

Es un fin de año con pocas cosas positivas para rescatar; como siempre en las páginas y en las imágenes se hace apología de la destrucción, de la muerte, del terrorismo, del engaño, de la triquiñuela, de la corrupción, del abuso y del desprecio por el bien común, de la dignidad de la persona y de un sentido de una libertad sin responsabilidad que ha de conducirnos a catástrofes no imaginadas en todos los terrenos imaginados como son la paz, la seguridad, la equidad, la salud pública, la protección de la naturaleza, la muerte de los inocentes y tantas cosas más.

Sin duda las noticias acerca de Colombia que se han divulgado en el año son inquietantes; las fronteras marítimas, los carruseles; la terrible realidad que cuando se pierde plata era la que se iba a dedicar a los pobres; la certidumbre de ser engañados por los políticos de turno en un país donde ya son rarísimos los estadistas y tantas cosas más.

Pero ha habido cosas buenas no publicitadas por aquello de que “buenas noticias no son noticias“;se olvidan de los éxitos alcanzados en nuestra tierra por Juan Camilo Restrepo; la tarea cumplida en el Icetex por Martha Lucía Villegas Botero; la labor de las fuerzas militares y su programa “Fe en la Causa“, la misión caritativa y solidaria de los bancos de alimentos de la Iglesia y los esfuerzos de Juan Manuel Santos como  Presidente de enderezar entuertos y de avanzar a pesar de las dificultades de quienes están dispuestos a compartir con él los triunfos pero no los sacrificios.

Es bueno pedirles a las gentes de bien que hagan un balance de lo que les consta funciona en Colombia para que se llenen de optimismo ad portas de 2013..

Cada uno de nosotros debe estar en la línea de los testimonios con la certeza de que cuando nos llegue “el gran final”, que es individual y se identifica con nuestra muerte personal, podamos tener la certeza de haber dejado -como se ha dicho-la sociedad un poco mejor que lo que la encontramos. Si eso no es así habremos fracasado.

Estamos obligados a ser felices personal y comunitariamente. No podemos sostener que sea cierto el que la felicidad de unos  acarree la desgracia de otros. Vamos en el mismo barco y es por ello que ahora es preciso reclamar con voz enérgica a los que se empeñan en los egoísmos que solo con solidaridad es posible salir adelante y que regresar para cumplir las exigencias del Bien Común no es demasiado tarde.

guilloescobar@yahoo.com