GUILLERMO LEÓN ESCOBAR | El Nuevo Siglo
Martes, 12 de Febrero de 2013

¿Y de la educación qué?

 

Hace  unos cuantos días la ministra de educación y ciencia de Alemania tuvo que irse porque la Universidad le retiró el título de “Doctor” y quedó al descubierto que su trabajo de grado “Persona y Consciencia” era contradictorio con las normas morales para obtenerlo . Sin embargo, es preciso decir que era persona  ilustrada y capaz y su desempeño positivo. Meses atrás el aristócrata ministro de Defensa alemán tuvo que irse no por presunto sino por comprobado plagio y más aún el Presidente de esa nación tuvo que renunciar por recibir favores de amigos cercanos que podrían haber ensombrecido alguna decisión.

En nuestro país donde el título de doctor se adjudica socialmente a los pre-graduados el impacto de estas noticias es cero. En las grandes culturas el título de “Doctor“ llega después del pre-grado, después del Magister y entra a ser parte del nombre en la identificación oficial es una tragedia perderlo. (No se diga del título de “profesor” que es la cumbre de larga academia que aquí se otorga hasta a los entrenadores de fútbol).

Ese dato de los plagios académicos y las renuncias hablan mal y bien de la Educación ya que por una parte se indica que los valores se han debilitado y por otra que la sociedad es capaz de reaccionar a tiempo y reclamar el buen ejemplo que deben dar sus dirigentes.

Si uno observa generosamente el sistema educativo colombiano llega fácilmente a la conclusión del malestar educativo, que no es asunto de ahora sino muestra de una sociedad que viene descomponiéndose desde la década de los sesentas. No es por nostalgia pero aquí hubo grandes maestros -mujeres y hombres- que discurrían como ejemplos vivos en la vida social.

La confrontación no está perdida del todo. Pero es preciso entender que aún en los factores de instrucción y capacitación estamos lejos en los medidores internacionales de “Pisa”. Esto solo se recupera tomando la decisión de reunir a la gente que de educación y de instrucción saben y entregarle recursos ciertos para cumplir con la formación a partir de ahora de una generación que en 20 años nos entregue la esperanza que la sociedad que para entonces habremos abandonado por la vigencia de la muerte sea posible en valores, equidad , solidaridad, libertad y desarrollo.

No recuerdo quien al referirse al tema afirmaba que  es preciso excluir al inepto que no sabe hacer su trabajo, al inútil que nada sabe hacer, al chapucero que a todo se le mide sin saber de nada, el chambón que lo hace pero mal  o aquella categoría paisa del “negao“ que no necesita descripción.

A quien caiga en esta clasificación no debe dársele entrada al liderato de la educación y de la instrucción pública. La ministra de Educación alemana faltó -presuntamente aún- a los valores de la honradez académica pero sabía trabajar.

Habrá que pensar si nuestros dirigentes educativos fallan por lo primero, por lo segundo o por ambos. Lo único cierto es que en Colombia aún hay con quien.

guilloescobar@yahoo.com