Me impactó el título de reciente columna periodística del general Gilbert Vargas, con ese oportuno reclamo de “Hablar claro”. Es llamado a los dirigentes del país, comenzando por quien lleva la máxima responsabilidad de sacarlo adelante, como es el presidente de la República. Bien se ha dicho que “la duda mata”, y esto es lo que se reclama en el país, para que con un ir y venir de propuestas, que se ven improvisadas, no nos suman en incertidumbre. Que no nos den “la impresión de que nos van guiando a ciegas, pues ya lo dijo Jesús, divino Maestro: “si un ciego guía al otro ciego, los dos caerán en el hoyo” (Mt. 15,10).
En un viaje aéreo cuanto se reclama es gran cuidado al arranque, o despegue, la claridad de ruta, la destreza para superar las tempestades, y un certero y suave aterrizaje. “¡Aterricemos!”, no significa “no volar”, sino que haya mente clara y pulso firme para conducción de la nave aérea, sin perder un minuto las condiciones recomendadas. ¡Qué serenidad cuando en el piloto y su tripulación todo aquello se percibe!
Hay en el avance de los países ejemplos de ese aterrizado, y por lo mismo de admirable y benéfico gobierno, que no espera frutos solo a su final sino en pasos seguros y bien planeados, que dan serenidad y pulso firme. No es en aplausos callejeros sino en mentes despejadas y serenas, con conocimientos claros en lo económico, en lo educativo, en la agricultura, en lo ecológico, en temas de salud, en donde se ha de buscar apoyo de parte de quienes quieran que su gestión de mando sea no un cacareado sino real “momento histórico”. Un Franklin, Delano Roosevelt, un Dwight Eisenhower, un Charles de Gaulle, Winston Churchill, Alcide De Gasperi, Ángela Merkel, con sabiduría, honestidad, clara visión del momento y oportuna consulta sobre el camino a seguir, no detrás de aplausos sino de claros derroteros y efectivas soluciones, dieron aterrizados momentos de benéficos resultados, a sus países.
Estamos en un momento en el que el actual Presidente, que tiene justo anhelo de marcar huella desde la dirección del Estado con sus inmediatos colaboradores, marque un “momento histórico”. Pero, es preciso para ello marque enseguida definidos programas y plan de aterrizaje. Con dirigentes cívicos experimentados. Hacemos llamado al gobierno y a todos sus colaboradores que hablen claro, y que vayamos todos con aterrizados caminamos. Es con mente serena y gran visión de Patria, el avance con “gran acuerdo nacional” del que con frecuencia se habla. Que no sea solo atractivo electoral sino asumido a conciencia y con pasos efectivos, hacia mejores días para Colombia.
Buen ejemplo de cuanto a ella corresponde está dando la Iglesia Católica desde la Conferencia Episcopal, presidida por el sencillo y de clara visión, el Arzobispo Luis José Rueda Aparicio. Con precisos derroteros, para cada una de las jurisdicciones, para aplicación de los salvadores principios que tanto han servido a la humanidad en dos milenios. Hay recuerdo de su obligación, con firme llamado a la honestidad y fidelidad a los llamados del Evangelio, asumidos por dirigentes y fieles, modelo para otros dirigentes. ¡Hablemos, pues, claro! ¡Aterricemos!
*Obispo Emérito de Garzón
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