En medio de deficiencias personales o colectivas, hemos venido conviniendo en reflexiones anteriores, que es lo más conveniente, para personas y naciones, volver la mirada hacia lo bueno y positivo, antes que profundizar en lo negativo, así sea en busca de arrepentimientos, frenados por “miedo a la verdad”. Ya hemos destacado algunos aspectos buenos, lamentablemente no debidamente recordados en la vida y actuaciones de algunos personajes, y hemos concluido lo beneficioso seguir poniendo de relieve algunos más, de la historia, “maestra de la vida”.
Por convicción, y por mi gran amor a esa otra madre y maestra como es la Iglesia Católica, sin fanatismo sino por justo y ejemplarizante reconocimiento, debo resaltar tanto bien que a escala mundial y nacional nos ha proporcionado, como orientadora, comenzando por lo espiritual, pero también en cuanto a salud, prosperidad y bienestar. Ejemplar el estímulo de ella en lo económico y social, como dar indicación desde el confesionario a la siembra y cultivo del café, como primera industria nacional. Qué aportes, también en el campo educativo y social, con enseñanza, a toda escala, al surgimiento de Cooperativas y Sindicatos.
Luego, en el repaso de gestiones gubernamentales, encontramos, que, al lado de limitaciones que todo gobernante ha tenido, es mucho lo destacable e imitable en ellos, para el bien general. En José Vicente Concha y Pedro Nel Ospina, está su testimonio de honestidad y grandes obras en distintos lugares; en Marco Fidel Suárez y Abadía Méndez, su preparación académica y fervor religioso; en Eduardo Santos y Olaya Herrera, su cultivo intelectual y dedicación al servicio del País. En Lleras Camargo, su imparcialidad y rectitud, y denodado esfuerzo, con Guillermo León Valencia, como “soldados sin coraza”, para sacar al País de dictadura militar. En Gustavo Rojas, su empuje a la Televisión, construcción del CAN y Aeropuerto el Dorado. En Lleras Restrepo, su serena y firme voz para atajar el caos de protestas, y dar acertadas directrices económicas; en Misael Pastrana, oportunas medidas económicas, impulso al Idema y vías públicas desde Bogotá-Huila y Ecuador; en López Michelsen con su decisivo espaldarazo, en el Parlamento, al Concordato, firmado por su antecesor Pastrana con la Santa Sede. Belisario Betancur, “si pudo” hacer varias cosas en pro del País, y defender, con valor y honor en consulta a Expresidentes y a su Gabinete, la soberanía del País del asalto del M19.
Después, Virgilio Barco y César Gaviria, impulsores de la gran Constitución del 91; Ernesto Samper, con la creación del Sisbén; Andrés Pastrana, dejando huella con la modernización del Ejército, con su Plan Colombia y sacrificada y arriesgada labor en busca de la Paz, con concesiones a la guerrilla solo hasta momento de indispensable rompimiento. Álvaro Uribe y Juan Manuel Santos, buscadores de paz, con estilo distinto, cada cual, en búsqueda de ella, y del crecimiento económico del País.
Así, al destacar los puntos buenos de los Gobiernos, dejando de lado fallas que no pueden faltar, y caminos de odio y de rencor, cuyo recuerdo marginan y entristecen, estaremos equipados para amplia Reconciliación, que nos lleve a días mejores para Colombia.
*Obispo Emérito de Garzón
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