Después de haber conmemorado, como se merece, el insuperable milagro de la Resurrección de Jesucristo, en una Semana Santa bien aprovechada, seguimos anhelando, para bien de las naciones y del mundo entero, nuevo milagro grandioso de múltiples aspectos. Se trata del estilo, de gobierno, en las naciones, que, con debido respaldo, busquen verdadero bien general y no rebatiña de intereses económicos y políticos. Hay que pedir a Dios este milagro, y prestar colaboración y apoyo solamente a cuanto en ese estilo se vaya programando.
Estamos, todavía, en Colombia, en el inicio de un ejecutivo que se ha presentado con el ideal de una gran transformación nacional, y de llegar a una “paz total”, lo cual solo se logra si se cambia el estilo de gobernar que hemos tenido, basado en egoísmos y favoritismos, con miras a halagos y populares aplausos, y sostenerse electoralmente. Se busca, también, tener Parlamentos que favorezcan grupos cerrados políticos o financieros. Es un clima difícil de superar, pero que es indispensable lograr, si se quiere, de verdad, el bien general anhelado. Transformación de ese estilo es el grandioso milagro a lograr con el concurso de todos, y la celeste ayuda.
Es urgente gran reflexión de un Presidente antes de lanzar planes. Es preciso “pensar para hablar y no hablar para pensar”, pues, como dice el adagio popular: “del afán no queda sino el cansancio”. Sobre todos los temas hay personas preparadas, a las que hay que acudir, y no despedirlas precipitadamente, cuando en algo discrepen del gobernante. Que se tenga en cuenta la pregunta del poeta a la ardilla: “tantas idas y venidas, tantas vueltas y revueltas, quiero amiga que me digas: ¿son de alguna utilidad?” Las mesuradas consultas a gentes capacitadas, independientes de banderías y con solo compromiso con el País, son indispensables para el gran propósito general, y elaboración de Gran Plan Nacional. Que ese serio caminar, y no el afán de ganar encuestas y votos, sea el que se tenga en el Gobierno nacional, en Gobernaciones y Alcaldías, de parte de honestos servidores públicos.
El Parlamento es punto clave para ese “nuevo grandioso milagro”, si pone atención debida a los proyectos serios del Ejecutivo, con serena reflexión sobre la conveniencia o no, sin cálculo de ventajas burocráticas, sino en qué términos, debidos sean aprobados, y no en apresurada rebatiña. Vendrán otros proyectos de origen parlamentarios, que, patrióticamente analizados, y votados serán fuerte punto de apoyo para el gran propósito general.
El campo empresarial, de patronos y trabajadores, es definitivo el apoyo hacia una Colombia grande, que ha tenido y debe seguir teniendo, empresarios y sindicalistas con miradas de altura y no pequeños intereses egoístas o fama para que los aplaudan como líderes. Indispensable un trabajo unitario, dentro de verdadera justicia social, sin abusos y sin violentos reclamos.
En todas las demás entidades creadas para la buena marcha del Estado: Procuraduría, Contraloría, Ejército, distintas Cortes, Defensoría del Pueblo, a toda escala, es indispensable diamantina pulcritud y no sesgadas actuaciones. En todo el campo educativo es preciso que brille competencia, rectitud, y principios, contribución indispensable para tener el panorama general que anhelamos (Continuará).
*Obispo Emérito de Garzón
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