Horacio Gómez Aristizábal | El Nuevo Siglo
Sábado, 30 de Mayo de 2015

UN EXCELENTE TRABAJO

El López Michelsen de Diana Sofía

Walt  Whitman afirmó de su primera publicación. Quien toca este libro... ¡toca a un hombre! Eso se podría comentar del excelente trabajo sobre Alfonso López Michelsen, de la inquieta humanista Diana Sofía Giraldo, titulado: López. Sus demonios, amores y batallas políticas. Es una obra que se lee con la ansiedad con que se devora una buena novela. No importa el formato del volumen, pues se necesita de un atril. La poderosa inteligencia de López siempre suscitó una constelación de ideas, polémicas, discusiones y controversias. “Un día usted escribirá sobre mí. Tenga cuidado de hacerlo honradamente. Haga lo que haga, diga lo que diga, no me embellezca. Ponga en el texto todos mis juramentos, mis infiernos, mis maldiciones y mis fastidios...”. Advertencia de Walt Whitman a su biógrafo Traubel.

En una inolvidable tertulia en mis estudios profesionales, se encontraban entre otros Mario Laserna, Silvio Villegas y Abelardo Forero Benavides. Era un almuerzo en honor de este último escritor excepcional; dijo el Dr. López Michelsen en tono coloquial. “Por muchas razones es bueno ser liberal. La principal por disfrutar del derecho a disentir. En el liberalismo no existe el delito de opinión. Y en otro campo el nombre del conservador no tiene la sonoridad del liberal... la sola palabra liberal enardece a las muchedumbres. En cambio el nombre conservador es rígido, severo, tiene la frialdad de los castillos medievales...”. Yo, con timidez le repliqué. No hay que olvidar que el primer godo del mundo fue ese coloso llamado Aristóteles, quien desarrolló la teoría del “ser y la pertenencia”. Se es porque se ha sido. Todo hombre tuvo un progenitor que le antecedió. Los revolucionarios, los que anuncian un mundo mejor, no pueden desconocer que la humanidad es solidaria en el tiempo y en el espacio. La religión que profesamos, las instituciones que acatamos, el progreso que admiramos, fue producto del esfuerzo y del sacrificio de nuestros padres y abuelos. Ser conservador también es disentir con el vicio, con el delito y con el pecado. Todos, rojos y azules, unos más, otros menos, amamos la libertad. Nadie es más conservador que un izquierdista millonario en dólares.

El López de Diana Sofía lo muestra en su intimidad. Y esto tiene enorme importancia. En privado se dice lo que se siente y en público lo que conviene. Benjamín Ardila Duarte presentó ante las academias, el voluminoso estudio sobre López ideólogo. El académico Fernando Mayorga ha elaborado con juicio y rigor la rica bibliografía sobre este líder. Le ha hecho un seguimiento muy esclarecedor y útil para profundizar en este admirable pensador.

López tuvo el orgullo de una personalidad desbordante y de las superiores calidades de su mente. Escribió un maduro estudio para prologar dos volúmenes míos sobre Santander y el Estado de Derecho. A veces, escritores serios, ensayistas y columnistas prestigiosos afirman, Colombia vive una época de enanos... Se acabaron los gigantes. ¿Dónde están los Núñez, los Mosqueras, los Suárez, los Miguel Antonio Caro?... Hay que respetar el pasado. Pero hemos tenido valores inabarcables como Botero, Llinás, García Marquez, Elkin Patarroyo, Arenas Betancourt y tantos más. Álvaro Gómez Hurtado, Alfonso López Michelsen, Gilberto Alzate Avendaño, Jorge Eliécer Gaitán, hacen pensar en las montañas y en las cumbres de la inteligencia.