Horacio Gómez Aristizábal | El Nuevo Siglo
Sábado, 25 de Octubre de 2014

Contra España

 

Todos lo afirman: después del cristianismo, el acontecimiento más extraordinario de la humanidad, fue el Descubrimiento de América. En el Nuevo Mundo se encontraron razas desconocidas, nueva fauna, flora variadísima, montañas enormes llenas de riquezas que absorbieron la atención de los geógrafos, constelaciones nuevas que fueron estudiadas con avidez por los astrónomos; plantas medicinales y productos químicos valiosísimos que favorecieron el avance de la medicina y de la química. Se abrió un horizonte inabarcable para las religiones; los científicos hallaron nuevos mundos para desplegar la actividad de sus investigaciones. Los historiadores pudieron narrar acontecimientos prodigiosos.

En alguna recepción le decía al embajador de España en Colombia, doctor Ramón Gardarias, que el componente étnico español fue el más propicio para la conquista y la colonización del Nuevo Mundo. Raza combativa, luchadora, guerrera, muy apta para domar selvas hostiles, climas mortíferos y algunos grupos nativos belicosos y feroces. Pero por encima de lo anterior, España en el siglo XV -quince- era el pueblo más civilizado, culto, y poderoso del mundo. El sol no se ocultaba en sus dominios. En lo cultural era la época de Cervantes -anheló instalarse en Popayán-, Lope de Vega, Santa Teresa, San Juan de La Cruz, Quevedo y Gracián, entre otros. Los conquistadores nos impregnaron maravillosamente en lo cultural. Si al principio no llegaron las gentes más cultas, muy rápido abundaron las oleadas de personas muy representativas, interesadas en darnos cultura.

España se preocupó por organizar maestros en agronomía, en botánica, en ganadería y todas las actividades económico-sociales.

La Iglesia Católica, según monseñor Guillermo Agudelo -presidente de la Academia Eclesiástica de Bogotá- modeladora de las naciones europeas, protagonizó la llegada al Nuevo Mundo de las primeras y más avanzadas universidades. En 1550 llegaron a Santa Fe los franciscanos y en pocos años establecieron quince centros de evangelización y cultura, esparcidos principalmente en Cundinamarca, el Cauca y Antioquia.

En 1529 llegaron a Santa Marta los dominicos y fundaron casas religiosas y multitud de centros educativos, luego se propagaron por todo el territorio nacional los jesuitas, las escuelas cristianas, los claretianos. La iglesia ha elevado a la dignidad de santos a San Pedro Claver -esclavo de los esclavos-, San Luis Beltrán y el beato Luis de Vero.

Por razones de rivalidad política, Francia y otras naciones difundieron una pavorosa leyenda negra contra España. Se apoyó en un documento del Padre Las Casas quien señaló excesos cometidos por conquistadores desalmados. Pero esto no fue lo habitual.