Horacio Gómez Aristizábal | El Nuevo Siglo
Sábado, 24 de Octubre de 2015

 

“La alimentación, primera necesidad del ser hummano”

SALUD Y NUTRICIÓN

El desarrollo social

La  salud es una condición esencial para el logro del desarrollo y uno de los fines de una sociedad urgida de progreso. La longevidad no es señal total de vitalidad. Vemos pueblos con vidas deficientes, mal alimentados, marginados, abúlicos y sin ambiciones económicas, espirituales, culturales y sociales.

El concepto de salud no se refiere únicamente a la “ausencia de enfermedad”. La frustración humana no se debe solamente a factores patógenos. También la carencia alimentaria, el maltrato cívico, la falta de oportunidades, el rechazo, llevan a la desesperación y a la muerte.

Los expertos anotan que la desnutrición en una comunidad es catas­trófica. Conduce a la enfermedad y a la merma de energías para traba­jar. El débil cuando labora, su rendimiento es mediocre. Diferente es la actitud del bien alimentado, del optimista, del estimulado. El que come y duerme bien, necesariamente rinde en forma óptima.

El débil, al trabajar poco aporta y sus ingresos económicos bajan sensiblemente. Esto genera mil problemas.

Los ingresos insuficientes generan nuevamente mala comida y fastidio por la vida.

¿Dónde empieza y donde termina el anterior círculo vicioso, llamado horizonte de la miseria? La alimentación es la primera necesidad del ser humano para vivir. Y si la consigue por las buenas, excelente. De lo contrario se dedica al trabajo informal, a mendigar o a cometer actos ilícitos.

La cantidad, calidad y clase de alimentos nutritivos consumidos por una persona determinan su estado físico, mental y afectivo. La mala nutrición en los niños, anotan los médicos, determina que la infancia en la escuela de sectores pobres, se frustra y fracasa aparatosamente. Por desnutrición, al comienzo de la vida, mueren miles de infantes, pues no resisten ningún tipo de enfermedad. El organismo es altamente vulnerable. Niños escuálidos, con probabilidad de enfermedades no graves, quedan ciegos y con limitaciones físicas y mentales. Aunque la medicina tiene múltiples recursos para combatir los azotes de la infancia, por falta de dinero, una gran proporción de niños son golpeados por la miseria y el abandono.

La desnutrición no tiene como principal causa un desequilibrio entre la producción y la demanda social de alimentos, sino en los desequi­librios en la distribución de dicha producción.

A la mala nutrición se suman la falta de vivienda, de vestuario y la inadecuada higiene pública e industrial, además de las enfermedades propias del ambiente tropical. Otro factor determinante de insalubridad es el escaso abastecimiento de agua potable y de servicios adecuados de sanitario.

Pese a los esfuerzos de los gobiernos para mejorar el estado de la salud de la población, aún subsisten muchos elementos que explican el pésimo estado de la salud, en las clases menos favorecidas.

Los miserables, los desempleados, los habitantes de tugurios, los excluidos, no tienen acceso a la salud. El dinero que los gobiernos asignan a la salud es limitadísimo, frente al derroche que se aprecia en otros rubros.

El dinero se gasta en salud preferencialmente, olvidando la prevención. Lo curativo es lo esencial. Se olvida que es más económico y recomendable vacunar, informar, orientar y capacitar para evitar mil dolencias que por ignorancia postran a la población. “Cuerpo sano, mente sana”. Ojala se pusiera más énfasis en la educación relacionada con la buena salud. El buen médico no es el que hace una buena cirugía, sino el que la evita.