Horacio Gómez Aristizábal | El Nuevo Siglo
Sábado, 23 de Enero de 2016

Nuevos ricos colombianos

“Jóvenes ostentosos, despóticos y holgazanes”

Por Horacio Gómez Aristizábal

EL NUEVO  rico del país se caracteriza por no pertenecer socioculturalmente a la clase económica en que se encuentra, sino una inferior. Esto le obliga actitudes parecidas a las del pequeño burgués, pero acrecentadas y ridículas, ya que carece de los conocimientos y del gusto para hacerlas. Tendrá una verdadera necesidad de demostrar que tiene mucho dinero, gastara en cosas inútiles y superficiales, ostentará lujos y joyas. Su actitud será despótica hacia las clases económicamente inferiores, y con más razón, mientras más baja sea la clase donde él mismo provenga.

Aquí nos interesan principalmente los hijos de estos nuevos ricos colombianos. El padre, en su deseo de apariencia los mandará al colegio más caro (que no el mejor), y de ser posible al extranjero, les dará todo género de bienes y facilidades, desde el fatídico automóvil sport alta gama, hasta el dinero para hacer todo lo que quiera. Frutos Mejía compraba curules en Boyacá con gran desparpajo.

Señalemos dos factores importantes: el primero, es la imitación de los padres, su desprecio a los que tienen menos que él, a los que creen que tiene derecho a humillar, su deseo de vivir y gozar todo lo que no vivió y gozó cuando las condiciones no se lo permitían. Así, estos  jóvenes se hacen ostentosos y holgazanes, y su ansia por vivir lo lleva a continuos conflictos con la sociedad, la que termina tolerar gracias al dinero del padre. El segundo es que, por su educación, y principalmente por sus amigos (todos los de su “clase” económica), entrarán en conflictos, pues se avergonzarán al ver que su padre se enriqueció gracias a negocios no muy limpios (cuando es el caso), de notar que en realidad los padres no pertenecen a la clase sociocultural propia. El falso burgués es cínico, pide prestado y no paga. Los otros ricos plutócratas son aquellos que siempre han tenido posibilidades económicas, y que han cuidado siempre su posición sociocultural.

En los últimos tiempos esta clase ha producido una especie social por de más peculiar, y que la gente llama despectivamente “juniors”, Ya que ni siquiera usan un nombre propio, pues tienen el mismo nombre del padre, que usan con ambos apellidos, y al cual agregar el “junior”. Este tipo de jóvenes (producto no particularmente colombiano) representan al joven cansado, que siempre ha tenido todo, que no aspira a nada, pues todo lo logra fácilmente, qué basa su éxito solamente en el nombre del padre y en su dinero e influencias. Estos jóvenes llegan a facilitar actitudes extravagantes, cómo organizar carreras de automóviles en las vías públicas, hacer alguna orgía en casa cuando los padres están ausentes (cosa por demás común), tomar drogas para sentir nuevas emociones, etc. Generalmente se mueven en un terreno extralegal, pues difícilmente cometen verdaderos delitos, y cuando los cometen (atropellar algún peatón o estropear alguna amiga), el dinero e influencias familiares los sacaran fácilmente el problema. Nos referimos a la parte de la familia, donde explicamos cómo estos jóvenes reaccionan en gran parte por falta de afecto, por abandono de los padres.

La clase media -es bueno decirlo- es la más “sana”. Tiene una serie de mecanismos psicológicos de contención y debemos tomar en cuenta su cautela, ya qué es la que más tiene que perder, pues la clase baja no tiene nada (o casi nada), y la clase alta puede darse hasta el lujo de perder algo. Por esto se dice que “más tiene el rico cuando empobrece, que el pobre cuando enriquece”. Por otra parte, los extremos se tocan, por ejemplo, en cuestión de drogas, donde lo que varía es el tóxico que se consume. Además no podemos basarnos tan sólo en apreciaciones numéricas, debemos tomar en cuenta también el costo social del delito, pues un solo delito “dorado” supera el daño social a múltiples pequeñas raterías;  un solo político corrupto y ladrón produce más perjuicio que todos los carteristas juntos. Recordemos Interbolsa, Saludcoop, el carrusel de la contratación y toda la delincuencia de cuello blanco.