HUGO QUINTERO BERNATE | El Nuevo Siglo
Martes, 11 de Octubre de 2011

Mariposas en la panza

El  título es de una cursilísima canción que interpreta Santiago Cruz, donde habla de una pareja de enamorados en la que ella tiene 75 años. Una historia bastante común en la literatura o en el cine, e incluso en los relatos bíblicos, donde se da cuenta de Sara y el milagro de su maternidad nonagenaria con la simiente de su centenario marido.

El amor en los tiempos del cólera y Sol de otoño son dos obras que desde la literatura y el cine latinoamericanos tratan el tema del amor y el sexo entre “adultos mayores”, que es como ahora debe llamárseles a los ancianos para ser políticamente correcto, pero que no cuentan nada que no pueda hallarse en los textos sagrados, desde el Génesis hasta El Cantar de los Cantares.
No obstante tantas y tan bellas descripciones de amores de ese tipo, tal parece que la sociedad y los medios -¿o es al revés?- soportan ese tipo de historias sólo en la ficción, pero nunca en la vida real. Y el tema se les hace más insoportable cuando la enamorada es una mujer y el objeto de su deseo es un hombre menor.
La reciente boda de Doña Cayetana Fitz-James Stuart, duquesa de Alba y como cincuenta títulos más, a la venerable edad de 85 años con un funcionario público 20 años menor que ella, ha sido no sólo la comidilla de los medios, sino el escándalo de todos que le censuran desde su edad hasta la del novio.

La ocasión ha servido para ver lo machista que es el planeta, pues la batahola que le han armado a la Duquesa no es ni la mitad de la que mereció James Marshall cuando a los 90 de edad se casó con la bellísima Anna Nicole Smith de 27. Tal parece que la “sociedad” sólo se escandaliza por este tipo de enlaces cuando la rica y mayor es mujer. Debe ser porque está acostumbrada a ver exactamente lo contrario: barrigones viejos y millonarios gastándose sus millones con peladitas.
La Duquesa, que toda su vida ha hecho de su capa un sayo y de los demás un candelero, merece un homenaje por dar, a su edad, tal lección de independencia. Por haber mandado a sus hijos a la porra -con una hacienda cada uno, eso sí-, por haber insultado a las nueras imaginativas y, sobre todo, por esa sevillana que se tiró a la salida del Palacio de Las Dueñas, como diciendo: Así me paso sus convencionalismos.

En ese baile quedó pintada de cuerpo entero la Duquesa, que siempre ha sido rebelde, tanto como para mostrarse en un magnífico desnudo hace 30 años cuando ya tenía 55 años, o como para casarse ahora con un hombre por cuya edad recibió la mayor cantidad de críticas. ¿Y qué querían, si la Doña ya tiene 85 años y a esa edad la mayoría de los hombres mayores que ella están momificados o comprometidos con jovencitas de 25?