HUGO QUINTERO BERNATE | El Nuevo Siglo
Martes, 26 de Marzo de 2013

Caínes sin Abeles

 

“Revive aversión a enfrentar la realidad”

RCN Televisión enfrenta una de las más grandes oleadas de críticas  negativas a causa de la realización y emisión de la serie "Los Tres Caínes" en la que pretende recrear la vida, obra y crímenes de la "Casa Castaño", uno de los más sanguinarios clanes del paramilitarismo en Colombia.

Era obvio que una producción sobre semejantes "angelitos" iba a desatar toda clase de reacciones, incluso las que hasta ahora se han conocido de parte de algunos de los más importantes columnistas del país, de modo que la productora, sus guionistas y hasta sus actores no deberían declararse sorprendidos como tan farsantemente lo aparentan.

El escándalo hasta les conviene. Finalmente se trata de publicidad  gratuita sobre el seriado. La polémica siempre ayuda. Mantiene el tema en el foco mediático y asegura un índice de sintonía suficiente para el éxito económico y comercial, que finalmente es lo que importa para esa programadora y para todas las demás.

RCN sabrá por qué eligió este aquí y ahora para embarcarse en semejante proyecto, cuando todavía está fresca la sangre de la mayoría de las víctimas de "Los Castaño" e incluso, formalmente, para la administración de justicia hay dos de los que no se ha podido comprobar judicialmente su muerte: Fidel y Vicente.

Sin embargo, a favor de la programadora hay que reconocer cierta dosis de valentía para aventurarse en semejante proyecto que toca tantas sensibilidades nacionales. Aun si hubiesen decidido esperar 30 años o más para emitir el seriado, la polémica sería igual o peor. Y, no es solo por el tema, es que la idiosincrasia nacional está formada, entre otras deformidades, por esa aversión que tenemos de enfrentar nuestra propia realidad o de hacer nuestros propios juicios históricos.

Cada que hacían un seriado sobre Bolívar salían los santanderistas a protestar. Y cada que lo hacían sobre Santander la reacción de los bolivarianos era exactamente igual. Y eso ocurre, porque, como dijo alguien, en Colombia no hay partidarios sino hinchas. Y los hay de todo: del paramilitarismo, del guerrillerismo. De todos los ismos en política: desde el laureanismo hasta el gatismo, pasando por el lopismo y el abadismo. La clase dirigente nacional se ha encargado de eso desde los albores de la República, de crear divisiones. De mantener seguidores como quien mantiene una recua de mulas. Por eso es que floreció tanto el clientelismo y a su sombra el fanatismo y la corrupción.

 

No hay que rasgarse las vestiduras por la versión edulcorada que están presentando de los Castaño, hay que darles un compás de espera. Quiero ver cómo abordan el tema de la junta directiva del paramilitarismo de la que tanto habló Carlos Castaño. O cómo van a resolver esa papa caliente de la relación del clan con algunos mandos militares. Y quién va a encarnar a ese general bajo de estatura, gordo y bigotón, al que cierto ex presidente con finca por allá y cierto ex ministro, con condenas por acá, le hicieron tremendo  homenaje en el Salón Rojo, de rojo sangre, del hotel Tequendama.

@Quinternatte