Hugo Quintero Bernate | El Nuevo Siglo
Martes, 18 de Agosto de 2015

¿Historia repetida?

A  juzgar por las últimas declaraciones del presidente Juan Manuel Santos sobre los avances de las negociaciones en La Habana (Cuba)  con las Farc y la necesidad de ir preparando el terreno en Colombia para la adopción de los estatutos que permitan el reconocimiento jurídico de los acuerdos, parece que la paz estáa vuelo de paloma.

No es el primer acuerdo de paz que lograráun gobierno con una fuerza irregular, pero es casi seguro que se trata del más importante en la historia reciente del país. Sin embargo, y más alláde la euforia que semejante perspectiva puede originar, es absolutamente fundamental no olvidar el ejemplo de los procesos anteriores que han sido relativamente exitosos o un rotundo fracaso, según sea quién haga el balance.

Sin necesidad de remontarnos a los orígenes mismos de esta República que se ha estructurado sobre guerras sucesivas sin solución, no son fáciles de olvidar las interminables columnas de hombres a caballo que bajo el mando de Guadalupe Salcedo Unda depusieron sus armas durante la dictadura del General al que después le birlaron unas elecciones.

A Guadalupe lo asesinaron después en Bogotáagentes oficiales, tal como a otros jefes de las guerrillas liberales que se desmovilizaron entonces. Otros se bandolerizaron en un fenómeno bastante parecido al que ahora ocurre con las bacrim como consecuencia de la desmovilización de los paramilitares durante el gobierno del presidente Álvaro Uribe.

De aquellas viejas amnistías e indultos de los años cincuenta y de la traición del establecimiento, ya desde entonces estructurado en ese “monstruo grande que pisa fuerte”que más tarde Álvaro Gómez llamaría “El Régimen”,  también viene el origen del conflicto actual.

Al exterminio de sus dirigentes, al incumplimiento del gobierno de sus compromisos de paz y al oportunismo de la ideología comunista que aprovechóla coyuntura política para atraerse a viejos dirigentes liberales como Juan de la Cruz Varela, se debe la formación de las Farc.

El destino parece ensañarse en Colombia, construyendo, como en el mito de Sísifo, un eterna tragedia donde cada proceso de paz da origen siempre a un nuevo conflicto. De la Independencia, la Patria Boba; de la Humareda, la Regeneración; de la violencia bipartidista,  la dictadura; de la dictadura, el frente nacional; de las guerrillas liberales, las bandas de bandoleros; de las guerrillas comunistas, el  paramilitarismo; del paramilitarismo, las bacrim. Y ahora, ¿quéseguirá?

Conflictos resueltos parcialmente. Acuerdos siempre incumplidos. Negocios atados al conflicto e intereses siempre asociados al poder como botín de guerra y no como instrumento para construir país, son todos factores que no resuelve un acuerdo de paz, ni una Constitución o una Ley, asíhayan sido hechas por un “congresito”o un “congresote”.

Verdad y Justicia dicen que son los pilares básicos de este nuevo acuerdo, pero, como siempre ocurre en este país de fetichismos jurídicos, están decididos a hallar la una y la otra en la magia de las normas que ahora escribirán los “elegidos”y no en la realidad que se empeña en ser tozuda. Y asínos va.

@Quinternatte