HUGO QUINTERO BERNATE | El Nuevo Siglo
Martes, 1 de Mayo de 2012

Temores

 

Las noticias sobre la crisis europea son cada día más graves y preocupantes. A la caída de la economía griega se suman los problemas de la portuguesa, la española, la italiana y hasta la inglesa, sin que aparezcan soluciones en el corto o mediano plazo.Países otrora poderosos y arrogantes, cuyas boyantes economías atraían y maltrataban a miles de inmigrantes, ahora ven no solo el exilio de los extranjeros sino que empiezan a padecer la emigración de sus propios nacionales en búsqueda de mejores destinos, algunos de los cuales son precisamente aquellos lugares de donde venían los pobres que ellos rechazaban.

En esa perspectiva no deja de constituir un poco de justicia poética que los europeos, e incluso estadounidenses, que ahora pretenden asentarse en Brasil sufran la dureza de sus estrictas políticas migratorias, mientras que en otros países latinos se preparan reformas para rechazar a quienes antes hacían lo propio con los de por acá.

Pero más allá de “venganzas” migratorias o de nacionalizaciones de dudosa conveniencia y legalidad como la verificada por la Presidenta de Argentina en contra de los intereses de Repsol, lo cierto es que bastante de la suerte de la economía de la región está atada a las cuantiosas inversiones provenientes de Europa y específicamente de los países de la zona Schengen.

Precisamente de esa suerte compartida es de donde surgen los temores y los miedos que producen la mala hora de las economías europeas y sobre todo de la española. En Colombia, los españoles ocupan una gran porción del mercado financiero, asegurador y energético, sin que el Gobierno Nacional, tan ocupado en atraer la inversión extranjera, nos haya informado si ha tomado medidas que prevengan las consecuencias de una eventual quiebra española, que, según dicen los analistas económicos, está cada día más cerca de oficializarse.

¿Existe, por ejemplo, algún riesgo para las cesantías y pensiones que los trabajadores colombianos tienen en fondos financieros que operan en Colombia pero son propiedad de españoles, frente a un probable deterioro mayor de los índices de esa economía o a una eventual crisis de la matriz de los conglomerados financieros españoles? Compañías españolas manejan ni más ni menos que la mayoría de las cesantías de la Rama Judicial y un gran porcentaje de las del sector público nacional, de modo que no son únicamente billones de pesos lo que tienen a su disposición, sino, sobre todo, el presente y futuro de una gran porción de la población económicamente activa del país.

Igual cosa puede preguntarse de los bancos españoles que manejan cuantiosos ahorros de los colombianos, quienes tienen derecho a preocuparse cuando ven que en el país de origen de esas instituciones financieras la situación económica no solo es mala, sino que tiende a deteriorarse aceleradamente.

Es mejor preguntar ahora si existe o no algún riesgo para los ahorradores y trabajadores colombianos que han puesto su futuro en manos de instituciones financieras españolas. No es para alarmarnos, pero la última vez que los españoles manejaron nuestra plata y nuestro oro, se lo llevaron, y hasta la fecha no han devuelto nada.

Twitter: @quinternatte