Madrugar en Colombia y, en medio de un aniversario pandémico, es una locura. Los diarios, la radio, la TV y las redes llenan el vaso de pesimismo a un pueblo que aspira vislumbrar panoramas de convivencia, armonía y respeto por los tres poderes y la constitución; sin odios, sin atropellos ni asesinatos de líderes, jóvenes y niños. Un país con futuro amable y prometedor.
La velocidad que toman las horas cargadas de calamidad y desventura penetran el cerebro de una población que anhela despertar en un nuevo día con esperanza de vida y bienestar.
Habitamos en un territorio que se casó con el infortunio, hasta que la muerte los separe. Por ello las malas noticias alteran, angustian y conmueven, día tras día, a 50 millones de personas. Cada información conlleva el sello de la corrupción. Somos campeones mundiales de ese deshonor, del que muchos se enorgullecen y se lucran.
Si tomamos al azar un despertar, nos encontramos con Hidroituango en medio de drásticas medidas para recuperar despilfarros y malos manejos del pasado. Instantes después se nos informa que a pocas cuadras de la residencia privada del Presidente una banda de atracadores venezolanos asalta y maltratan a más de 20 ciclistas, los torturan y les roban sus bicicletas. Corre el reloj y nos cuentan que en Cali fueron degollados 5 niños afros, que se recreaban con los vientos de agosto y sus cometas. Luego, que en la Costa a otro niño le fue cercenado un brazo, por su orientación sexual. Como la justicia es sabia, dejó sin efecto el suplicio al que Duque quiso someter a millones de colombianos, cuyo único delito era tener más de 70 años. Faltaban muchas noticias. La nueva bomba no se hizo esperar: el expresidente Uribe reapareció utilizando el twitter, para revelarle al país que había sido reseñado como “el preso 1087985” de Colombia. Explicó que el hecho se produjo por compra de testimonios a Farc. Apareció preocupado y pálido ante la cámara que registró su mensaje al país.
Tomada al azar, esta fue una mañana plagada de noticias, todas ellas preocupantes y con mucha proyección.
Paso así un amanecer cualquiera, que entregó poco alentadoras encuestas para el gobierno, el pueblo y las instituciones nacionales.
El zoom muestra un vaso repleto de pesimismo, polarización, odio, inequidad, intolerancia, pandemia y cuanta plaga existe. ¿Estaremos en incertidumbre, o en crisis?
BLANCO: La alcaldesa le da un alivio a los bogotanos: congela el predial por 2 años.
NEGRO: La banca no baja intereses, como lo hizo el Emisor.