Colombia avanza vertiginosamente entre la intolerancia, la camorra y el vandalismo que que se imponen en este planeta, donde no queda rincón alguno sin conflictos por la intemperancia de unas dirigencias que quieren tomarlo todo por la fuerza, las armas y la rudeza.
El odio, la corrupción y el deseo de poder utilizan sus carruajes para alcanzarlo todo y llegar a las más altas esferas de la gobernabilidad o la preponderancia económica y social.
Nada puede impedir la aparición de la tozudez, terquedad y fanatismo de quienes quieren tomar todo en sus manos.
Las críticas, los insultos y la dureza son moneda corriente de quienes han heredado el extremismo para ganar las más cruentas guerras soportadas por la humanidad.
En esta era moderna se aprecia con terror la manera de actuar e insultar por parte de quienes ostentan el poder. Las “h” y “p”, son comunes en sus vocabularios, seguidos de otras definiciones ofensivas para demeritar y ofender al adversario.
Lo vemos por todas partes. Nuestro mandatario, no ahorra, exime o exonera epítetos cuando califica el actuar de sus colegas de muchos países del mundo. Nayib Bukele de El Salvador, fue el primero en gozar de los calificativos y reproches de Petro. No han pasado inadvertidos el argentino Javier Milei y otros mandatarios y personajes del mundo. Hasta al chileno Gabriel Boric, líder izquierdista, le increpa haber sancionado a un corrupto de las mismas ideas de Gustavo.
La bajeza se apodera de todos. Hasta Trump insulta al presidente Biden después de la amarga noche de su debate. “Viejo decrépito” y otras no muy atractivas referencias le quedaron cortas para referirse a quien será su contendor en las próximas elecciones.
Claro está que las redes se han prestado para alargar la lengua y ponerla a empañar gestiones impecables o erróneas en este mundo de la camorra. Petro las utiliza con frecuencia para arreciar sus ataques a los medios y periodistas nacionales, internacionales y gremios del periodismo. Eso lo que sale a la luz pública, porque quienes lo conocen profundamente, no se atreven a repetir sus calificativos que en privado deja escapar.
Ya hasta ciertos pasquines y medios han abandonado la decencia, pulcritud, poder, recato y ética para ganar audiencia, sin importarles caer en la degradación.
Quienes esperaban una templanza, moderación o mesura en Colombia se han encontrado con el pináculo y la cúspide de la ofensa y el agravio por parte de un gobierno intocable, con bodegas y fanáticos, cuando Petro designó a Daniel Rojas, como ministro de Educación. Este fanático político alternaba en época pretérita con las andanzas del actual mandatario para lanzar insultos inenarrables que usaban para referirse a sus adversarios en campaña. H y p quedan cortas para referir la manera de insultar a quienes osaran apartarse de las ideas revolucionarias, de quien más tarde, es el gobernante de Colombia. Ese es el personaje que educará nuestra juventud. Ese que le hizo el cajón a la ministra Vergara. Así se premia ahora la corrupción y demás atropellos del mandato Petro.
BLANCO: Shakira sigue en la cúspide. Su nueva canción ilumina la Copa América de Futbol.
NEGRO: Habrá reforma tributaria para atender todos los caprichos oficiales.