Escucho noticias referentes al “gasto” en investigación, concepto erróneo porque dicha actividad es inversión para el desarrollo del país, modernización, inserción en el mundo globalizado. No se trata de pagar burocracia sino de impulsar la cultura, de realizar y culminar programas, de evitar la fuga de cerebros, de consolidar a nuestros exploradores nacional e internacionalmente, a los grupos certificados de alta calidad que adelantan importante tarea en instituciones de educación superior.
El presupuesto de Colciencias para el 2019 será de 356 mil millones de pesos, 13.56% más que en el 2018, el gobierno hace un esfuerzo para invertir en ciencia y educación, a pesar de que la cifra es inferior al 1.5% del Producto Interno Bruto (PIB) a la cual se hacía referencia durante la campaña electoral. Si el ingreso por regalías aumenta la investigación universitaria se fortalecerá y conviene reseñar que por su cuenta algunas empresas incursionan en proyectos importantes de innovación en áreas sociales, en el perfeccionamiento de cultivos agrícolas, en el campo de la salud, en la utilización de nueva tecnología en numerosos frentes que eleva la productividad. Corresponde plantear, con fundamento en bases sólidas, la formulación de nuevas teorías y soluciones para enfrentar problemas, generar conocimientos, enfrentar enfermedades, impedir el deterioro del planeta, contribuir al manejo acertado del cambio climático, profundizar en la adopción de propuestas que contribuyan al mejoramiento de la vida.
La retribución con el éxito de labores emprendidas acertadamente supera lo invertido. En Colombia ha sido difícil investigar, no obstante eminentes compatriotas lo han hecho, como el doctor Jorge Reynolds, quien recibe el Premio Vida y Obra que anualmente otorga la Universidad Jorge Tadeo Lozano, su trabajo resalta en la electrónica y la ingeniería biomédica, fue inventor del marcapasos externo con electrodos internos, ese aporte cambió la vida a enfermos del corazón y la auscultación del órgano de las ballenas ha revolucionado socialmente, motivo de orgullo para la Tadeo haber contado con su aporte, interesante conocer que del primer marcapasos de 45 kilos de hace cincuenta y nueve años pasaremos en breve al de un gramo, reducido a tamaño mínimo. ¿Qué tal, por ejemplo, desconocer la trascendental tarea desarrollada por el insigne neurocirujano Rodolfo Llinás sobre cerebro y conciencia o la del ingeniero Nelson Sabogal en cuanto a la defensa y protección de la capa de ozono?
El presupuesto de Colciencias fortalece la investigación, cambia la tendencia decreciente del lustro anterior, positivo esfuerzo así no satisfaga las expectativas de grupos que cumplen con dedicación su misión. Recomendable que tengamos un inventario de las labores en curso y que el sector privado contribuya a ellas en mayor grado.